Vie
8
Dic
2017

Homilía La Inmaculada Concepción

Año litúrgico 2017 - 2018 - (Ciclo B)

Alégrate, llena de gracia…

Introducción

Celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Fue el 8 de diciembre de 1854 cuando el Papa Pío IX, por medio de la Bula Ineffabilis Deus, proclama este dogma para toda la Iglesia. Es el punto de llegada de una amplia reflexión que venía de siglos atrás y que tuvo momentos de “apasionada dialéctica”, lo cual contribuyó a definir con mayor claridad este dogma que forma parte del “Misterio de María”.

La expresión “llena de gracia”, con la que Gabriel saluda a la Virgen en el relato lucano de la Anunciación, es fundamental para la comprensión de este dogma mariano. Esta expresión, constituye el dato revelado que permite desarrollar un discurso teológico sobre la Virgen María en cuanto “inmaculada”, según la Iglesia Occidental, o “pan-hagia”, “plenamente santa”, según la Iglesia Oriental. Dos expresiones distintas para referir un mismo misterio.

En España se vivió con especial devoción este dogma, aún antes de ser proclamado. El siglo XVII constituyó su punto álgido, pues en no pocos sitios de nuestra geografía se proponía y defendía el llamado “voto inmaculista”.

Lo que afirma el dogma es que María, “en virtud de los méritos de Jesucristo Redentor, fue preservada sin mancha del pecado original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios…” Lo que celebramos hoy es la grandeza de la gracia de Dios que en la Virgen María se desborda, preservándola del pecado original, como fruto anticipado de la redención de Jesucristo. Ella es así la “primera redimida”. Y todo en orden a su “misión crucial” en la historia de la Salvación al ser escogida por Dios como madre de su Hijo, el Verbo encarnado. Purísima había de ser… la que nos diera al Cordero inocente… (Cf. Prefacio). Ella es la “Aurora preciosa” que anuncia la llegada del Sol de salvación: Jesucristo. María constituye, en su Inmaculada Concepción, el primer destello de la Luz que es y trae el Señor.

Al inicio todavía del tiempo de Adviento, esta fiesta grande de María nos coloca ya ante la Navidad del Señor, para acelerar nuestra preparación llenando de sentido y contenido nuestra esperanza.