Frailes

            Santo Domingo de Guzmán vio claro el carisma de la Orden que quería fundar: Orden de Predicadores (Honorio III confirma la Orden de Frailes Predicadores el 22 de diciembre de 1216).  La misión de predicar estaba reservada a los obispos, que podían delegar, solo delegar, en otros. No sería la única novedad que la nueva Orden iba a aportar, también supuso una ruptura con la tradición monacal de la Iglesia.

            Los nuevos “frailes predicadores” nacen para la predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas. Este objetivo va a determinar los valores que configuran la vida de los frailes y el carisma que abrazan. Podemos señalar como elementos constitutivos y característicos:

             Vida Común: se hace comunidad por el hecho de compartir la misma fe, en la vocación, en el ideal y en los fines. No obstante, se respeta la personalidad de cada uno de los miembros de la comunidad.

            Consejos Evangélicos: “Los frailes, de acuerdo entre sí por la obediencia, asociados en un amor más elevado por la disciplina de la caridad, y dependiendo más estrechamente unos de otros por la pobreza edifican primero en su propio convento esa iglesia de Dios que, mediante su trabajo, han de extender por el mundo” (L.C.O. nº 3,II)  

            Observancia Regular: Son aquellos elementos que integran la vida dominicana y la regulan mediante la disciplina común: la vida de comunidad, celebración de la liturgia y oración, cumplimiento de los votos, el estudio asiduo de la verdad y el ministerio apostólico.

            Otros términos que nos pueden ayudar a comprender mejor el carisma de los frailes predicadores serían:   Contemplación y Evangelización

            La contemplación a través del estudio de la verdad. Dios es la luz y fuente del estudio de los frailes que, sin perder de vista la tradición viva de la Iglesia, dialogan con los sabios y viven abiertos a todos los problemas contemporáneos.

            La contemplación de las cosas divinas se realiza en las celebraciones litúrgicas y en la lectura de la palabra y en la oración personal privada.

            Ambas formas de contemplación preparan al fraile predicador a la misión fundamental y fundacional: la predicación del Evangelio para la salvación de la humanidad por el conocimiento de Jesucristo el Señor.

            “Conscientes de los signos de los tiempos y atentos a ellos, los dominicos se encuentran en diálogo permanente con la Palabra de Dios, la Iglesia, el Pueblo de Dios, la Orden y la Familia Dominicana, además de muchas otras religiones y culturas. Estar “en diálogo” significa escuchar, además de hablar. Nuestro desafío es permanecer abiertos a la verdad del otro en cada diálogo” (Actas Bolonia, 2016 nº 85)

            “Todos los hermanos escuchan la Palabra de Dios para oír los gritos y sufrimientos del pueblo de Dios. Esta escucha debe inspirar la dirección e implementación de sus actividades apostólicas.” (Actas Bolonia, 2016 nº 94)

            La sinceridad en la Evangelización precisa de una contante atención al sentido de responsabilidad, respeto mutuo a la identidad personal, apertura en la búsqueda de la verdad, alegría en la vida fraterna y comunitaria, pluralidad en las formas de acción apostólica, modos democráticos en la vida y gobierno de los conventos y de las instituciones.

            Conclusión: “Santo Domingo envió a sus frailes a estudiar, predicar y fundar conventos, mostrando una gran confianza en sus hermanos. Estas tareas nos manifiestan que la vida comunitaria, el estudio y la predicación son fundamentales en nuestra identidad. Predicamos juntos cuando juntos oramos, crecemos en nuestra fraternidad y estudiamos la Palabra.”(Actas Bolonia, 2016 nº 64)

Los frailes dominicos están presentes en la mayor parte de las comunidades autónomas españolas y desarrollan gran número de misiones en los campos de la predicación, educación, cultura, etc. Si quiere conocer más acerca de la presencia en España, ir a la sección ¿Quienes somos? de esta página.