Vie
8
Dic
2023

Homilía La Inmaculada Concepción

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

Alégrate, llena de gracia

Introducción

La Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María irrumpe con sentido en medio del tiempo del Adviento.

La Iglesia celebra la espera de la venida del Señor con una mirada abierta al conjunto de la historia, una historia de salvación. Por un lado, recuerda la gran noticia de la venida humanada del Hijo de Dios para hacer presente la salvación. Por otro lado, anuncia que, al final de los tiempos, el que se encarnó, resucitó y ascendió a los cielos volverá glorioso para llevar a su plenitud la salvación iniciada.

Entre ambas venidas se sitúa el tiempo del mundo y de la Iglesia. Curiosamente, la celebración eclesial del adviento, memoria y anuncio, pasado y futuro, actualiza en el presente esa doble venida. Por tanto, en el adviento se reconcilia el pasado, el presente y el futuro. El adviento es la medida de la comprensión cristiana del tiempo en el que se celebra la salvación.

La pedagogía del adviento es el recuerdo: lo que sucedió ayer es la prueba de lo que sucederá mañana y de lo que, ahora, se anticipa en el presente. En este recuerdo actualizador y abierto al futuro, junto a la relevancia pedagógica de la memoria, hallamos algunos personajes que representan o dramatizan claves que ayudan a entender mejor el sentido del adviento.

Los profetas (sobre todo Isaías) son los encargados de desvelar lo que Dios va a hacer, su proyecto salvador. El profeta relata el sueño de Dios en forma de promesa. Todo es gracia. Dios, únicamente Él, es el que se compromete a realizar lo que promete.

Por otro lado, Juan Bautista, también profeta, aporta el contrapunto al don divino que anuncian los viejos profetas. Juan, en el adviento, representa la responsabilidad. Dios va a hacer, sí, pero el pueblo y los hombres tienen también algo que aportar. Se trata de la libre aceptación del regalo divino, que se sustanciará en la preparación responsable de los caminos del Señor. Y es que, sin conversión, la realización del sueño de Dios se complica, la promesa no se cumple. Por eso, la gente preguntaba al Bautista: ¿qué hemos de hacer?

Por último, María es la síntesis perfecta de lo que es el adviento: ella hace real la venida del Salvador, la concreción del sueño, del proyecto, de la promesa. María, por eso, es la comunión, en sí misma, del don y de la libertad, del sueño (darás a luz al Hijo de Dios) y su acogida responsable (hágase en mí según tu palabra). De ahí que el adviento de Dios pase por ella. Es todo un referente para la Iglesia y para nosotros.