Dom
11
May
2014

Homilía IV Domingo de Pascua

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante

Introducción

En estos domingos de Pascua el evangelio nos ha ido recordando los encuentros del Señor Resucitado con los discípulos y la primera comunidad cristiana. Las experiencias de aquellos testigos siguen resonando con la misma fuerza en quienes en este tiempo buscamos a Jesús: el Viviente nos vuelve a salir al encuentro para ofrecernos la plenitud de la vida, la resurrección que Él ha conquistado para nosotros.

Hoy el texto evangélico deja de ser un relato estrictamente pascual de encuentro. En este domingo, cuarto del tiempo litúrgico, se nos presenta –como es tradicional- a Jesús como el Buen Pastor. Frente a ladrones y bandidos que, disfrazados, ofrecen a las ovejas un destino incierto e infeliz, Él entra por la puerta, deja oír su voz, camina delante, ofrece una posibilidad de felicidad abundante.

Desde hace 51 años la Iglesia viene celebrando en este día la “Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”. Hoy es un momento apropiado para agradecer a Dios el don de aquellos que han escuchado la voz de Jesús y le han seguido. También se nos invita a orar con alegría y esperanza, para que el Dueño envíe obreros a su mies. Y, sobre todo, se nos pide que vivamos con entusiasmo nuestra particular vocación. Dios llama porque ama, y la felicidad del ser humano, la “vida abundante” que se le promete, consiste en acoger el amor que viene de experimentarse llamado por Él.