Dom
18
May
2014

Homilía V Domingo de Pascua

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Nadie va al Padre, sino por mí

Introducción

Experimentar la cercanía de Dios es un ejercicio de madurez en la fe que se materializa, no tanto por la búsqueda insistente de lo divino más allá de nuestra realidad, como por la escucha atenta de las manifestaciones del Padre en los acontecimientos de la vida. El Evangelio antes que un mensaje religioso es un mensaje para la vida. No porque el Evangelio se desentienda de Dios, sino porque el criterio central del Evangelio de Jesús es que la mediación esencial entre el ser humano y Dios es la vida, la humanización de la vida.

Este diálogo de preguntas y respuestas entre Jesús y los discípulos se actualiza en cada uno de nosotros: ¿creemos que el Dios de Jesús es el Padre del que nos habla y sabemos cómo y donde se nos manifiesta?

Nuestra sociedad actual, se caracteriza por autoproclamarse la sociedad de la “transparencia”. Este lema se ha hecho dominante, especialmente en lo referente a la libertad de información. Se entiende por tal este espacio en el que se maneja tal cantidad de información que ésta ha de ser rápida, operativa y ha de poderse insertar fácilmente en el caudal liso del capital, la comunicación y la información. Es también una “transparencia” que pone las cosas directamente ante la mirada, sin ningún espacio para el diálogo, el discurso y el tiempo necesario para la elaboración y la reflexión. Facebook, Twitter e Internet son los paradigmas de esta forma de confusión entre la verdad y la información. La transparencia y la verdad no son lo mismo. Más información o una acumulación de la misma por si sola, no es más verdad. La hiperinformación y las hipercomunicación dan testimonio de la falta de verdad (Byung-Ghul Han)