Jue
22
Abr
2010

Evangelio del día

Tercera semana de Pascua

Yo soy el Pan vivo bajado del cielo.

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».
E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».
El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.

Salmo de hoy

Salmo 65, 8-9. 16-17. 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “¿Qué dificultad hay para que yo me bautice?”

El pasaje del eunuco de la reina de Candaces y la actitud del apóstol Felipe, nos enseña a a actuar como lo hicieron los apóstoles:

Felipe movido por el Espíritu ,corre al carruaje del eunuco, y a la luz de lo que este leía, le impulsa a hablar de Cristo.

El eunuco iba leyendo un texto del Antiguo Testamento (Is 37,14), leía con interés la Palabra de Dios, pero no la entendía. Por lo que acepta que Felipe le explique el contenido el apóstol aprovecha, para, a partir de lo que Isaías había anunciado, proclamar el misterio de la muerte y resurrección de Cristo.

San Jerónimo dice: para conocer a Cristo, hay que conocer la Sagradas Escrituras.

En el Nuevo Testamento se realiza lo que Dios prometió en el Antiguo, pero conociendo este podremos entender mejor, como, la Palabra de Dios tiene su pleno cumplimiento en Cristo.

  • “Yo soy el Pan vivo bajado del cielo”

La celebración de la Eucaristía es la celebración de la Pascua del Señor. En este tiempo, en que nuestros corazones viven la alegría Pascual, recordamos lo que Jesús nos dice : Yo soy el Pan vivo bajado del cielo; nadie puede llegar a mi si no lo atrae el Padre que me ha enviado, y en el sermón de despedida añade: Yo soy el camino, la Verdad y la Vida, nadie puede ir al Padre sino por mi..

Nuestra meta es el encuentro en plenitud con el Padre, el Camino es Cristo. Para alcanzar la meta debemos vivir alimentados del cuerpo y sangre de Cristo:”Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, el que come de este pan vivirá para siempre. Cristo que es la resurrección y la vida, para hacernos partícipes de su propia vida, nos ofrece el alimento de su carne y de su sangre.

Acerquémonos confiadamente que si comemos su cuerpo y bebemos su sangre, resucitaremos con él.