Jue
29
Abr
2010

Evangelio del día

Cuarta semana de Pascua

Yo te bendigo Padre porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 — 2, 2

Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Salmo de hoy

Salmo 102, 1b-2. 8-9. 13-14. 17-18a R/. Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia”

San Pablo, en esta carta, se alegra de sufrir por los fieles, completando en su carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo, que es la Iglesia.

Estas palabras podemos aplicarlas a Santa Catalina de Siena, cuya fiesta celebramos hoy, también ella quiso vivirlas.

A ella, le fue revelado el misterio escondido de Dios, que Él ha querido mostrar a los sencillos. Catalina, mujer que no tuvo estudios, profundizó, por la contemplación, en el misterio de Dios y supo hacerlo vida en servicio y entrega a la Iglesia. Luchó por la paz de su pueblo .Consiguió que el Papa volviera de Avignon a Roma para acabar con el cisma de Occidente, se mostró fuerte ante él, exigiéndole el cumplimiento de su deber como Papa, pero fue sumisa, reconociéndole como “Vicario del Dulce Cristo en la tierra”.

Verdaderamente actúo como profeta de su tiempo denunciando la injusticia y anunciando la Buena Noticia del Amor de Dios para todos. Sufrió y entregó su vida por el bien de la Iglesia .

 

  • “Yo te bendigo Padre porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños”

En Catalina se cumplió la Palabra del Evangelio, humilde y sencilla obtuvo la inteligencia que Dios da a los pequeños. En ella se unen la sencillez y la fortaleza del Evangelio. Aprendió de Jesús la mansedumbre y la humildad y la entrega, como mujer fuerte, ayudó a todos para la consecución de la Paz y la unión de la Iglesia a la que tanto amaba.

Hoy la aclamamos como Doctora de la Iglesia y Patrona de Europa.

Que ella nos ayude a profundizar en el misterio de Dios y en el trabajo por la unidad y la Paz:
La Familia Dominicana la considera Madre y Maestra, a la vez que celebramos su grandeza, escuchemos y tratemos de vivir las enseñanzas de su vida: Contemplación y Acción