Mar
27
Abr
2010

Evangelio del día

Cuarta semana de Pascua

Mis ovejas escuchan mi voz

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 19-26

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Salmo de hoy

Salmo 86, 1-3, 4-5. 6-7 R/. Alabad al Señor, todas las naciones.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Se pusieron a hablar también a los helenistas”

Uno de los comentarios que se suele hacer al episodio narrado en la primera lectura es que “Dios escribe recto con reglones torcidos”. Una persecución, algo no querido por Dios y nada agradable para los discípulos de Jesús, es la causa de la difusión del evangelio no sólo a más judíos, sino, en Antioquía, también a los gentiles. Jesús, al hacerse hombre y entrar en nuestra historia lo tuvo que hacer en un lugar concreto, perteneciendo a un pueblo concreto, en una época concreta. Pero su evangelio quiso ofrecérselo a todos los hombres de cualquier época, de cualquier nación. Si nos aseguró que todos somos hijos de Dios, su buena noticia no podía quedar sólo para un grupo de hijos, la vino a traer para todos los hijos. Así se lo pidió el Padre de todos. Y ese fue el encargo que nos hizo antes de su ascensión: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”.

  • “Mis ovejas escuchan mi voz”

Algunos judíos achacaban a Jesús que les tenía en vilo y que nos les hablaba claro. A nosotros, cristianos del siglo XXI, no podemos hacer a Jesús esta acusación. En lo fundamantal Jesús nos ha hablado muy claro. Sabemos muy bien lo que piensa de los temas centrales de nuestra vida. Pero para oírle y oírle bien hay que ser de sus ovejas, de sus discípulos. A quien Jesús no le haya emocionado y permanezca fuera de su onda… no será capaz de captar su mensaje. Quien se decida a pertenecer a su rebaño, quien se decida a ser de los suyos, de los que aceptan su amistad… oirá su voz, la entenderá muy bien y le llenará de gozo.