Lun
26
Abr
2010

Evangelio del día

Cuarta semana de Pascua

Vosotros sois la sal de la tierra….Vosotros sois la luz del mundo… .

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo de hoy

Salmo 118, 99-100. 101-102. 103-104 R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos. R.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».

Reflexión del Evangelio de hoy

¡A quién no le gustaría ser sabio! Ser sabio es no sólo tener una gran erudición, sino entenderse a sí mismo, entender a los otros, entender el mundo en que vive…, a base de verlo todo desde arriba, desde Dios, el único sabio. Lo peculiar de la fe cristiana es que el núcleo de la sabiduría está en un crucificado, en Cristo, escándalo para los judíos y necedad para los gentiles, que dice san Pablo. El santo, san Isidoro, ha entendido esto. San Isidoro es un gran erudito, el mayor de su época. Todavía hoy admiramos su vasto conocer. Pero eso le sirvió para conocer mejor a Jesús, su Palabra y vida. Y desde ese conocimiento entender el mundo en que vivía, acercarse al conocimiento de Dios. San Isidoro es un sabio de su tiempo, conocía el mundo clásico, para algunos es el último de ellos, y lo es de nuestro tiempo a través de sus escrito y lo que sabemos de su vida.En el se ha dado lo que quería Jesús de sus discípulos, que fueran luz del mundo. Porque de ese modo se experimenta y se alaba la verdad de nuestro Dios, el origen de toda luz. Necesitamos de los santos para ver las maravillas que Dios ha hecho en ellos. Y a través de sus vidas sentirnos llamados a ser también luz del mundo, buscadores de la verdad y mostradores del camino para llegar a ella. Y también sal, personas que ayuden a sacar gusto a la vida. San Isidoro de Sevilla lo hizo.

 

Donde no se celebre la fiesta de S. Isidoro:

El entender que todo alimento es puro ante los ojos de Dios, es la alegoría de que el alimento de la fe es alimento para todos: no existe ningún ser humano, por muy pagano que sea, a quien se le excluya de la fe en Cristo y de ser miembro de la Iglesia. Esto suponía un cambio radical en la mentalidad religiosa, incluso étnica, del judío. La religión judía no buscaba extenderse más allá de la etnia judía. La religión cristiana es esencialmente misionera. Así lo es la Iglesia. De todos es buen pastor Jesús. Es cierto también es la puerta. Quien quiera ser apacentado por Jesús ha de entrar en el aprisco, -en la Iglesia –a través de Jesús. A través de aceptar su persona, su misión redentora, su palabra de vida. Nadie es cristiano, sino a través de conocer a Jesús y sentirse atraído por él. El bautismo puede hacer cristianos desde el punto de vista jurídico. Desde el punto de vista de lo real, lo vital, lo experiencial, ser cristiano exige estar entusiasmado por Jesús de Nazaret, por su vida y su doctrina.