Vie
18
Abr
2014

Homilía Viernes Santo

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Conviene que muera un solo hombre por el pueblo

Introducción

Los evangelios nos ofrecen cuatro versiones diferentes de la Pasión de Jesús, un hecho real y bien documentado que se prestó muy pronto a múltiples vivencias y relecturas en el marco concreto de cada una de las primeras comunidades cristianas. Son textos que responden a la fe adulta de unos cristianos capaces de descifrar el sentido profundo del escándalo de la cruz dentro del plan de Dios dibujado por las Escrituras. La pasión de Jesús se convirtió para ellos en el acontecimiento privilegiado y propicio para adentrarse en el misterioso mundo de Dios, identificado con el dolor y al sufrimiento de cuantos hacen el camino de la cruz.

Con trazos concisos, sobrios a la vez que altamente sugerentes, la tradición de Jn 18-19 sumerge al lector en la contemplación de los pasos de Jesús, desde Getsemaní hasta la cruz, desvelándole progresivamente los valores que entraña el gesto supremo del Crucificado, espejo y motivación última del verdadero discipulado. Paradójicamente, Jesús es “glorificado” en su pasión, convertida en una auténtica teofanía gloriosa. Había llegado “la hora” de su plena revelación al mundo, de manifestar en todo su esplendor la presencia hasta entonces velada de su plena identificación con el Padre Dios. Quien nunca le había abandonado en la debilidad de su carne, le acompañará también en este momento crucial con el que culmina su misión de generosa entrega.