
Abr
Homilía Cuarto Domingo de Pascua
Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)
“ Yo y el Padre somos uno ”
Evangelio para niños
El Buen Pastor - Juan 10, 27-30
En aquel tiempo dijo Jesús: - Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.
Explicación
En este evangelio, Jesús es presentado por los primeros cristianos como un Pastor Bueno. Y lo es porque nos conoce, nos quiere, le seguimos y apreciamos su voz. Es más, sabemos que dio su vida por nosotros, y que allí donde vayamos, nos acompañará. Es un Pastor Bueno, porque se desvive por sus ovejas.
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Cuarto domingo de pascua –C- (Jn 10, 27-30)
Narrador: Voy a contaros una conversación que mantuvo Jesús con un grupo de judíos en el Templo de Jerusalén durante la fiesta de la Dedicación.
Niño1: Yo conozco algunas fiestas judías, pero nunca oí hablar de la fiesta de la Dedicación. ¿Qué se celebraba en ella?
Narrador: Se celebraba la purificación del templo, que llevó a cabo Judas Macabeo allá por el año 164 antes de Cristo. Había sido profanado por Antíoco IV, rey de Siria, cuando conquistó Jerusalén.
Niño2: Los enemigos del pueblo judío debían de tener manía al Templo.
Narrador: El Templo representaba muchísimo para los judíos, pues su historia y su vida personal giraban en torno a él.
Niño1: ¿Y qué hicieron los que conquistaron el templo?
Narrador: Quitaron las costumbres judías e impusieron el culto a Júpiter Olímpico. Pero dejemos a un lado la historia y veamos lo que nos cuenta el Evangelio. Jesús se paseaba por el pórtico de Salomón, en el templo. Un grupo de judíos le rodeó y comenzaron a preguntarle.
Niño 1: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspense? ¿Eres tú el Mesías?
Niño 2: ¿Eres tú el que esperamos o tenemos que esperar a otro?
Jesús: Os lo he dicho y no me habéis creído.
Niño 1: ¿Quién da testimonio de ti? ¿Quién te respalda?
Jesús: Las obras que yo hago. Si no creéis en mí, creed en mis obras.
Niño 2: Todos obramos en este mundo por alguna razón. ¿En nombre de quién obras tú?
Jesús: En nombre de mi Padre que está en los cielos.
Judío1: ¡Eso no puede ser, estás mintiendo! ¡Cómo vas a ser tú Hijo de Dios! Ya ves que nosotros no creemos en ti.
Jesús: Porque vosotros no sois de mis ovejas.
Judío2: ¡Aclara eso, vamos, acláralo!
Jesús: Es fácil de entender. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Niño 1: Nadie sigue a otro sin recibir nada. ¿Qué les das tú a tus ovejas?
Jesús: La vida eterna.
Niño 2: ¿Eterna? Seguro que esas ovejas pronto morirán. O cualquiera te las arrebatará de las manos. Es la ley de la selva, amigo.
Jesús: Ni perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
Niño 1: ¿Por qué estás tan seguro? ¿Quién te dio esas ovejas?
Jesús: Esas ovejas me las dio mi Padre.
Niño 2: ¿Y por qué no te las podemos quitar?
Jesús: Porque nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre, ya que Él es más que todas las cosas.
Niño 1: ¿Qué relación tienes tú con el Padre? ¿Tan unido estás a él?
Jesús: Amigos, yo y el Padre somos uno.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández