Dom
20
Abr
2014

Homilía Domingo de Resurrección

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver”

Con la Resurrección de Cristo, comienzan los tiempos nuevos donde el Espíritu del Resucitado lo recrea todo. La primera palabra redentora al principio de la nueva creación, es una palabra reconciliadora. Las primeras palabras del Resucitado son designios de paz como fruto definitivo de un amor que ha vencido toda violencia, pecado y muerte. No hay reproches para los que abandonaron o negaron al Redentor, sino un nuevo comienzo desde la paz que Jesús comunica. Desde aquel primer domingo en el tiempo de la Iglesia, ser miembros de la Iglesia es compartir la paz de Cristo, por muy perturbados o diferentes que nos podamos sentir. Si podemos estar en paz con nuestras almas divididas, con nuestros impulsos contradictorios y, aceptar que ello forma parte de lo que somos, nos será más fácil encontrar la paz de Cristo Resucitado junto con los demás, sin sentirnos amenazados por nuestras diferencias.

  • “Buscad los bienes de allá arriba”

El tiempo de Pascua nos estimula como “gesto pascual” a recrear la mirada sobre Dios, el mundo y el ser humano. Si logramos ver a los demás con los ojos de Cristo, podemos dar a los otros mucho más que cosas externas necesarias; puedo darles la mirada de amor que tanto ansían.

  • “María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro”.

Hoy domingo de Resurrección podemos proponernos mirar a todos con los ojos de Cristo, mirar con amor y misericordia, tal como nosotros fuimos mirados en Getsemaní, en el Cenáculo, desde la Cruz y desde el Resucitado. Como María Magdalena y los otros testigos de la Resurrección nos llega el momento de reconocer a Jesús. Podemos “ver al Señor” en los otros, en la Iglesia, en la eucaristía, en los empobrecidos, en los actos cotidianos donde vence el amor ¡Queremos ver y queremos ser vistos, reconocidos con misericordia!

Renovar cada año la celebración de Pascua supone recibir un envío: Somos enviados al mundo entero. A los mundos reales y virtuales. Hoy quien crea tener las manos vacías está más preparado que nunca para recibir el Espíritu Santo. Llega el momento de regresar a la vida ordinaria. La Pascua, la victoria de Jesús acompaña todas las horas de nuestra jornada. La esperanza de la Pascua la tenemos delante, dentro de nosotros, a nuestro alrededor. La fe, las personas, las familias, la comunidad, el pueblo, el mundo…todo es agraciado, amado, redimido por Cristo. Tenemos motivos para esperar. Hemos sido salvados en la esperanza y estamos contentos. Existen las enfermedades, los males, el miedo, pero también nuestra capacidad de hacer el bien es mayor. Podemos mirar la vida con ojos nuevos, con sentido, aprendiendo a esperar y apoyándonos en la fuerza que da la comunidad.

Jesús nos dice: ¡Ánimo, yo he vencido al mundo! Ha vencido el amor desarmado, la vida como la primavera es imparable. Somos enviados a reconocer las alegrías y las penas de la gente, para ser tocados y cambiados por ellos. Ninguna felicidad verdadera excluye la tristeza. ¡Qué liberador asumir esto! La felicidad cristiana no es una euforia colectiva, sino la alegría de Dios que lleva sobre sí las penas del mundo. Si queremos probar la alegría de Dios, no debemos tener miedo de vernos tocados por la tristeza, dado que ello ahondará el hueco que Dios llenará con la felicidad. Nuestra sociedad se resiste a este pensamiento liberador porque con frecuencia no distinguimos la tristeza de la depresión, que es una enfermedad terrible. Podemos ser felices porque no nos da vergüenza sentirnos también tristes de vez en cuando. La alegría cristiana es capaz de llevar dentro de sí el dolor porque es vivir la historia de Cristo, que abarca del bautismo a la resurrección, abrazando el Viernes Santo como un momento dentro del viaje. Este viaje que hacemos juntos en la fe, del “escuchar, entender y sentir al creer sin haber visto…del todo”.