Mar
4
Ene
2011

Evangelio del día

Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 7-10

Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo.
Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.
Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios.
En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.

Salmo de hoy

Salmo 97, 1bcde. 7-8. 9 R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado”

La verdad es que nos sorprende San Juan en la primera lectura. “Quien comete el pecado es del diablo… Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque ha nacido de Dios”. Y entre estas dos afirmaciones nos encontramos nosotros, que cometemos pecados y realizamos buenas obras. Nos gustaría ser sólo de Dios, hijos de Dios… porque así nos sentimos y nos experimentamos alegres ante Dios. De aquí brotan nuestros actos filiales, nuestros actos buenos, los que le agradan a nuestro Padre Dios y nos llenan el corazón de gozo. Pero tenemos que reconocer que, de vez en cuando, como el hijo pródigo, nos alejamos de nuestro Padre y pecamos, somos del diablo, el contrario de Dios. Nuestra tarea es ser lo que somos: hijos de Dios y no hijos del diablo. Que no nos dejemos seducir por el que no es nuestro Padre.

  •  “¿Dónde vives? Venid y lo veréis”

Con las diferentes circunstancias personales de cada uno, lo que nos relata el evangelio acerca de Juan y de Andrés, es lo que nos ha pasado a todo cristiano. Jesús de Nazaret ha salido a nuestro encuentro, poniéndose en nuestro camino, cada uno dirá cuándo y cómo. Al ver algo muy especial en él, nos hemos acercado, cada uno con su lenguaje, a preguntarle quién es, dónde vive, qué pretende, cuáles son sus intenciones con nosotros… y desde “las cuatro de la tarde” hasta el resto del día ha ido respondiendo a nuestras inquietudes y ha empezado a explicarnos la buena noticia que trae para toda la humanidad. Después, porque ya ahí empezó a conquistarnos el corazón, hemos tenido muchos más encuentros con él a las cuatro de la tarde y a otras horas… y cuando nos ha invitado a seguirle, como para entonces ya nos había seducido por completo con su amor, le hemos dicho que le seguiremos donde quiera que vaya. No sabemos ya vivir sin Él.