Evangelio del día
Segunda semana de Navidad

Del día 2 al 8 de Enero de 2011

“ Acampó entre nosotros ”

Introducción a la semana

Seguimos recorriendo la primera carta de san Juan, que esta semana nos descubre aspectos centrales de nuestra condición cristiana, inspirados en el misterio de Jesucristo, “venido en carne” hasta nosotros para mostrarnos el amor que Dios nos tiene. En virtud de ese amor, Dios nos ha hecho hijos suyos, aunque todavía no podamos comprender todo el alcance de esta inefable realidad. Si, pues, “hemos nacido de él” por la fe, nuestra conducta reflejará esa procedencia y nos alejaremos del pecado que la contradice. Dicho de otra manera, si nuestra vida se resume en el amor a los hermanos, “quien no ama permanece en la muerte”; más aún, se llega a convertir en causa de muerte. Por el contrario, “Dios es amor”, como nos lo ha manifestado enviando a su Hijo para darnos vida. La vida y la muerte son, por tanto, más que nada, una cuestión de amor.

Los evangelios de estos días relatan los primeros testimonios sobre la personalidad de Jesús. Juan lo designa como el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, y sus primeros seguidores se sienten atraídos por su modo de vivir y de hablar, intuyendo en él al Enviado de Dios. En Galilea comenzará ahora su predicación del Reino, realizando signos que lo acompañan e invitando a la conversión.

Es lógico celebrar en este contexto el Santísimo Nombre de Jesús, “nombre sobre todo nombre”, como dice exultante Pablo (Fil 2, 9), porque “bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos”, asegura Pedro (Hech 4, 12). La práctica de la conocida “oración de Jesús” lo ha difundido entre los cristianos orientales y, en Occidente, ya en el siglo XIII, el papa Gregorio X encomendó a la Orden de Predicadores propagar la veneración a este nombre santo.

Los dominicos celebran también en estos días a una santa madre de familia, Zedíslava de Lemberk (actual República Checa) y a san Raimundo de Peñafort, eminente jurista catalán, que fue el tercer superior general de la Orden e impulsor del apostolado entre los musulmanes y judíos. Es patrón de los que se dedican al Derecho.