Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 2,31-45

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor:
«Tú, oh rey, estabas mirando y apareció una gran estatua. Era una estatua enorme y su brillo extraordinario resplandecía ante ti, y su aspecto era terrible. Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies de hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua, y los hizo pedazos. Se hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano; el viento los arrebató y desaparecieron sin dejar rastro. Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra».
«Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido:
Tú, ¡oh rey, rey de reyes!, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, y el dominio y la gloria, y a quien ha dado todos los territorios habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines sobre todos ellos, tú eres la cabeza de oro.
Te sucederá otro reino menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que dominará a todo el orbe.
Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.
Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse uno con otro, lo mismo que no se puede fundir el hierro con el barro.
Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido, ni su dominio pasará a otro pueblo, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre.
En cuanto a la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención humana, y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, esto significa lo que el Dios poderoso ha revelado al rey acerca del tiempo futuro.
El sueño tiene sentido y la interpretación es cierta».

Salmo de hoy

Dn 3,57.58.59.60.61 R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R/.

Cielos, bendecid al Señor. R/.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor. R/.

Aguas del espacio, bendecid al Señor. R/.

Ejércitos del Señor, bendecid al Señor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Reflexión del Evangelio de hoy

Nos encontramos ya en la recta final del año litúrgico y las lecturas escatológicas, es decir, de la venida definitiva del Reino se suceden.

Hoy encontramos en la primera lectura del libro de Daniel una interpretación de un sueño en la Biblia. Daniel interpreta para Nabucodonosor un sueño describiéndole la caída de su reino y de los que vendrán sucesivamente. No creo que aquella interpretación le gustara mucho a Nabucodonosor: saber que su reino tiene fecha de caducidad. Daniel afirma que llegará un Reino que dominará a todos los demás reinos. Sabemos que Reino del cual habla Daniel es el Reino de Dios. Paradójicamente el Reino de Dios no domina como dominan los reyes de la tierra, es decir, con amenaza y sangre.

Como Nabucodonosor, cualquier rey o emperador que se precie en este mundo tiene un palacio y personas que trabajan a su servicio. Desde el palacio es desde donde reina y administra su reino. En el Evangelio nos encontramos con un discurso de Jesús cuanto menos difícil de leer y de entender a primera vista. El Templo para nuestros padres en la fe, los judíos, es la casa de YHWH. Y, por tanto, el Templo es el palacio de YHWH. Jesús parece tener palabras en contra del Templo directamente, pero si nos fijamos bien, no es tanto contra el Templo. Es contra la actitud de maravillarse con la grandeza de lo material del Templo: las piedras, la luz, los exvotos… y no ir más allá. Jesús con sus palabras quiere llevar a los oyentes a mirar la realidad del Templo: lugar de encuentro con Dios. El Palacio del Reino que predicó Jesús se construye en el corazón de la persona.

Hoy es Santa Cecilia, patrona de los músicos, poetas y ciegos. Fue una noble aristrocrática romana que se convirtió al cristianismo y que fue martirizada a principios de s. III d. C.