Sáb
20
Ene
2018
¡Encontré a David, hombre conforme a mi corazón!

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 1, 1-27

En aquellos días, David regresó tras derrotar a Amaalec y se detuvo dos días en Sicelag.

Al tercer día vino un hombre del campamento de Saúl, con las vestiduras rasgadas y tierra en la cabeza. Al llegar a la presencia de David, cayó en tierra y se postró.

David le preguntó:
«¿De dónde vienes?».

Respondió:
«He huido del campamento de Israel».

David le preguntó de nuevo:
«¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo».

Respondió:
«La tropa ha huido de la batalla y muchos del pueblo han caído entre ellos Saúl y su hijo Jonatán».

Entonces David, echando mano a sus vestidos, los rasgó, lo mismo que sus acompañantes. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, caídos a espada.

Y dijo David:
«La flor de Israel herida en tus alturas. Cómo han caído los héroes. Saúl y Jonatán, amables y gratos en su vida, inseparables en su muerte, más veloces que águilas, más valientes que los leones.
Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os cubría de púrpura y adornos, que adornaba con alhajas de oro vuestros vestidos.

Cómo han caído los héroes en medio del del combate. Jonatán, herido en tus alturas.
Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío. Me ras gratísimo, tu amistad me resultaba más dulce que el amor de las mujeres.

Cómo han caído los héroes. Han perecido las armas de combate».

Salmo de hoy

Salmo 79,2-3.5-7 R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efrain, Benjamin y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Señor Dios del universo,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos. se burlan de nosotros. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Reflexión del Evangelio de hoy

¡Encontré a David, hombre conforme a mi corazón!

Comienza el segundo libro de Samuel que nos narrará una nueva época para la monarquía del pueblo de Israel. David será el nuevo rey de Israel que consolidará el reino uniendo las tribus del norte y del sur en un solo pueblo.

La lectura de hoy nos muestra la nobleza de David de quien Dios mismo dio testimonio diciendo: Encontré a David, hijo de Jesé, un hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todo lo que yo quiero. (Hch. 13,22).

Realmente David está envuelto en debilidades como cualquier ser humano, pero con unos sentimientos nobles y profundos en los que el amor se destaca y está por encima del odio y la venganza, del rencor y la traición, del egoísmo y la ambición. No sólo no se alegra de verse libre de su enemigo y con el éxito de la victoria y del poder, sino que llora la pérdida de sus amigos, de los que fueron para él sus íntimos, su familia, y canta un himno de alabanza ensalzando la grandeza, el valor y la fuerza de sus valientes amigos y del pueblo de Israel.   

Este texto nos invita a reflexionar y examinar nuestros sentimientos. ¿Cómo reaccionamos ante los ataques de los demás? ¿Cómo reaccionamos ante las tragedias y fracasos de los demás? ¿Somos capaces de alabar, bendecir (decir-bien) y ensalzar las aptitudes y cualidades de los demás?

El amor no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. (1Cor 13,5-7)

Su familia decía que no estaba en sus cabales

El episodio evangélico que nos muestra la liturgia de hoy es claro y conciso. En él vemos a Jesús entregado plenamente a la causa del Reino hasta el punto de no tener tiempo ni para comer. Y al mismo tiempo la actitud de sus seguidores y familiares. Por un lado, la gente entusiasmada y admirada por los signos y prodigios, buscando tal vez sólo saciar sus necesidades temporales. Y por otro su familia, sorprendida y asustada ante un comportamiento extraño que les puede comprometer y acarrear graves consecuencias y por lo que intentan, por todos los medios, detener a Jesús y hacerle “razonar”.

Pero Jesús ha venido a cumplir una misión. Nada ni nadie podrá apartarlo de cumplir la voluntad del Padre. Ese es su alimento y su pasión, por lo que estará dispuesto hasta a dar la vida.

Ante este breve texto tendríamos que preguntarnos en qué grupo estamos nosotros: en los que siguen a Jesús con entusiasmo, siempre y cuando consigan beneficios, o en el grupo de los prudentes, razonables, que pretenden un seguimiento que no les acarree problemas ni conflictos y cuyas exigencias no les traiga graves consecuencias?

Pastor de Israel, escucha, guíanos como a un rebaño. Que brille tu rostro sobre nosotros para que te sigamos fielmente en tus caminos. Danos tus mismos sentimientos para vivir en el amor, la lealtad, la verdad. Que aceptemos y cumplamos en todo tu voluntad y así hagamos crecer tu Reino en el mundo. Amén.