Sáb
14
May
2011

Evangelio del día

Tercera Semana de Pascua

Soy yo quien os ha elegido.

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 15-17. 20-26

En aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había reunidas unas ciento veinte personas) y dijo:
«Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, el que hizo de guía de los que arrestaron a Jesús, pues era de nuestro grupo y le cupo en suerte compartir este ministerio.
Y es que en el libro de los Salmos está escrito: «Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella», y también: «Que su cargo lo ocupe otro».
Es necesario, por tanto, que uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús, comenzando en el bautismo de Juan hasta el día en que nos fue quitado y llevado al cielo, se asocie a nosotros como testigo de su resurrección».
Propusieron dos: José, llamado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezando, dijeron:
«Señor, tú que penetras el corazón de todos, muéstranos a cuál de los dos has elegido para que ocupe el puesto de este ministerio y apostolado, del que ha prevaricado Judas para marcharse a su propio puesto».
Les repartieron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.

Salmo de hoy

Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 R/. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?. R/.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento:
que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles.

Después de la Resurrección, Jesús sigue llamando a nuevos discípulos suyos. Hoy llama a Matías para ocupar el puesto que Judas dejó vacante.

En la mentalidad hebrea, el número 12 era muy importante porque hacía referencia a las 12 tribus de Israel. Los 11 apóstoles, como nuevo pueblo de Dios necesitaban de otro testigo, enviado por el Señor. Las 120 personas reunidas son también múltiplo de 12. La semilla se ha multiplicado y ha dado el ciento por uno.

Pedro ejerce su primacía poniéndose de pie en medio de sus hermanos y explicando el motivo de la convocatoria. Tenía poder para haber elegido “a dedo”, pero prefirió echarlo a suertes, después de haber hecho oración, apoyándose en la autoridad de una profecía contenida en un salmo de David.

La única condición que presenta es que fuera un candidato que acompañara a Jesús desde el inicio de su misión hasta el día de su ascensión y esto es lo único que conocemos de Matías. Como dice el salmo: “El Señor levanta del polvo al desvalido para sentarlo con los príncipes de su pueblo”. También nosotros somos elegidos por el Señor para formar un pueblo de reyes y sacerdotes, que siguiendo los pasos de Jesús reinaremos desde el servicio a los hermanos. Alabemos al Señor que alza de la basura al pobre para sentarlo en su mesa.

  • Soy yo quien os ha elegido

El evangelio de San Juan es tan denso que se podría escribir un libro hablando del mandamiento del amor, pero lo que nos interesa es hacerlo vida.

Jesús nos ama como su Padre nos ha amado. Aquí estamos hablando de un amor divino que va más allá del amor humano, que es capaz de entregarse cuando te hieren, capaz de sacrificarse por el hermano que te rechaza... y Jesús nos cuenta esto para que nuestra alegría llegue a plenitud. Él dio su vida por sus amigos porque en su corazón manso y humilde no había enemigos. Tampoco nos llama siervos porque nos ha engendrado en la ley de la libertad y no se ha reservado nada.

Él es quien nos elige y nos envía, como hizo con Matías que no se cansó de permanecer en su amor, hasta dar su vida por sus hermanos. Todo lo que pedía al Padre en el Nombre de Jesús se lo concedía, dándole gracias y alabándole por haberle elegido como instrumento de salvación, para gloria de Dios Padre.