Dom
6
Jun
2010

Homilía Corpus Christi

Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)

Dadles vosotros de comer

Introducción

Tras el Ciclo Pascual, la liturgia nos conduce hacia dos solemnidades con solera: la Trinidad y el Corpus. La primera nos hace celebrar el misterio del Dios cristiano, Uno y Trino. La segunda, la que estamos introduciendo, es de tenor Eucarístico: desea que el Pueblo de Dios tome conciencia del significado de la presencia de Jesucristo en la misa. Lejos de las controversias teológicas de un tiempo, origen de la fiesta, y de las proyecciones catequéticas-visuales posteriores frente a interpretaciones unilaterales de esta presencia, el Corpus es una oportunidad para captar todas las dimensiones del estar dinámico y transformador de Jesucristo en la celebración cristina por excelencia. Esta presencia, además, tiene una clara finalidad: la comunión personal y comunitaria de Cristo con los suyos. Para ello, el Señor, por medio del Espíritu, transforma la realidad del pan y del vino. La comunión real y sacramental, así propiciada, alcanza su objetivo último, trasformar a la comunidad que celebra en aquel a quien recibe. De este modo, La Comunidad que celebra, hecha cuerpo de Cristo por el banquete eucarístico, queda edificada y renovada en su ser y lanzada en su misión evangelizadora. Todo un proyecto cristiano.