Dom
23
Ago
2015

Homilía XXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)

Tú tienes palabras de vida eterna

Introducción

La liturgia de los domingos anteriores fijaba la atención en los signos que hacía Jesús: tomar, bendecir y repartir. Signos propios eucarísticos del capítulo del Pan de Vida.

En este domingo, el evangelio invita a manifestar públicamente las declaraciones de intenciones personales, familiares y sociales (1ª lectura).

Las palabras de Jesús son un revulsivo para el auditorio, crean una profunda crisis en el ambiente y obliga a los presentes a tomar una decisión: revisar la hoja de ruta de las relaciones con Dios y con los demás. Aceptar o rechazar a Cristo.

“¿También vosotros queréis marcharos?”, es la pregunta de Jesús que tiene como respuesta el dicho de Pedro: ¿a quién vamos a acudir?, y el de los israelitas: “Lejos de nosotros abandonar al Señor” y recordatorio de la Alianza: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”.

Las preguntas de Josué y de Jesús, sirven para desenmascarar las ambigüedades en la relación con Dios y el prójimo.

El miedo a lo desconocido, al futuro, a la libertad y la responsabilidad que conlleva, obligan al cristiano de “siempre” a sumarse, al menos numéricamente, al seguimiento del Señor Jesús.

En cada historia está la presencia amorosa de Dios, (relación familiar ,2ª Lect.) y que para encontrarla basta con hacer un alto en el camino, repasar el paso histórico de Dios en la vida y asentir dicha presencia aceptando el modo de hablar de Cristo y responderle como Pedro: “Tú tienes palabras de vida eterna”.