Vie
15
Ago
2014

Homilía Asunción de la Virgen María

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Proclama mi alma la grandeza del Señor

Evangelio para niños

La Visitación: Canto del Magníficat - Lucas 1, 39-56


En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: - ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María dijo: - Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es Santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los habrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - , en favor de Abrahan y su descendeencia para siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Explicación

Jesús, cuando hablaba con su Padre Dios le daba gracias, porque era muy agradecido y además valoraba mucho todo lo bueno que Dios hace en favor de sus hijos, que somos todos. Hoy, unidos a Jesús, damos gracias a Dios Padre, porque María, la madre de Jesús, ha pasado de estar en la tierra acompañada por los amigos de su Hijo, a la Casa del Padre en el cielo, participando de la vida feliz y plena de Jesús.

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández