Lun
23
May
2022

Evangelio del día

Sexta Semana de Pascua

Esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 16, 11-15

Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días.
El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Se bautizó con toda su familia y nos invitó:
«Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa».
Y nos obligó a aceptar.

Salmo de hoy

Salmo 149, 1bc-2. 3-4. 5-6a y 9b R/. El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 26 — 16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor le abrió el corazón

Es el premio que el Señor concede a quien le busca con fe y confianza. Te abre la mente para que entiendas y te abre el corazón para que creas y vivas.

Lidia ha encontrado a Dios por la predicación de Pablo y porque el Señor había tocado su corazón y abierto su entendimiento para que comprendiera y aceptara la Buena Noticia que ha llegado a su pueblo.

Es la forma en que Dios actúa en nosotros: pone a nuestro alcance su mensaje y abre nuestra mente para que podamos aceptarlo, sin forzar a nadie, pero dejando encendidas suficientes luces para que todos podamos ver y aceptar que quiere de nosotros, y, si dejamos que la luz penetre en nosotros podremos ver el verdadero camino por el que nos invita a caminar. Lidia y su familia han llegado a encontrar a Jesús, camino, verdad y vida y se entregan sin condiciones. Pablo y Silas aceptan ir a su casa y hospedarse en ella. Dios acepta también nuestro hospedaje, solo espera que le invitemos a tomar posesión de nuestra casa y sepamos vivir sabiendo que “el Señor ama a su pueblo”.

El Señor está a la puerta y llama. Si abrimos, entrará y fijara en nosotros su morada. Seamos “casa de Lidia”, insistamos en que se quede con nosotros. Solo entonces podremos entonar un cántico nuevo y alegrarnos porque el Señor ama a su pueblo, y nosotros seremos “su pueblo”

… el que os de muerte pensará que da culto a Dios

Jesús sigue desgranando su mensaje en esta larga oración o discurso previo a la última cena. Es el mensaje de alguien que sabe próximo su final y trata de atar los cabos de su mensaje. Cierto que ha ido desgranándolo a lo largo de su vida pública ante sus discípulos, pero San Juan considera necesario integrar en su Evangelio esta recapitulación, que abarca la totalidad del mensaje.

No están tan lejos los tiempos profetizados por el Maestro. Corren días en que en algunos ambientes se considera bueno tratar de eliminar a los seguidores de Cristo. Puede que empezando por eliminar de la vista los símbolos cristianos.

La Cruz, presente en casi todos los pueblos, está siendo arrancada y, en algún, caso depositada, o tirada, en la escombrera del pueblo; en otros casos simplemente son demolidas. Y transformadas en cascotes. Se trata de eliminar manifestaciones de fe en la vía o lugares públicos, se persigue a muchos religiosos con acusaciones frecuentemente más interesadas en posibles indemnizaciones que en el esclarecimiento de la verdad.

Llagará el día en que el que de muerte a uno o más cristianos sea considerado un héroe del pueblo. Puede que el mundo cristiano tenga que prepararse para la persecución que parece adivinarse detrás de medidas que algunas autoridades dictan asegurando que lo hacen en nombre de la libertad. Es el signo de los tiempos y, si tenemos en cuenta las palabras del Maestro, no deberá espantarnos. Os excomulgarán de la sinagoga puede ser símbolo de la excomunión política que se aplica a determinadas personas por razón de su fe.

Y esto lo harán porque “no han conocido ni al Padre ni a mí”. Y puede que nosotros seamos los culpables de ese desconocimiento porque, a veces, los que nos decimos cristianos, predicamos a un Jesús que no tiene mucho parecido con el de Nazaret. Nos fijamos más en los ritos y las fórmulas que en el mensaje. Hacemos de un Padre amoroso, un juez impasible, incapaz de com-padecer con el hombre. Apenas hace un mes poníamos en la calle hermosas y valiosísimas imágenes, en tronos que derrochan una riqueza que no casa con la predicación de la Iglesia de los pobres. Predicamos, pero nos olvidamos de dar trigo.

¿Estaremos haciendo bien las cosas? ¿Es nuestro mensaje el de Cristo? Pensémoslo.