Mié
11
Jun
2025
No he venido a abolir, sino a dar plenitud

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 21-26; 13 1-3

En aquellos días, gran número creyó y se convirtió al Señor.

Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor. Bernabé, salió para Tarso en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía.

Durante un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger, Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.

Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:

«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».

Entonces, después de ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.

Salmo de hoy

Salmo 97,1- 6 R/. El Señor revela a las naciones su justicia

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Tañed la citara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

"Compartir la alegría"

La primera lectura nos sitúa en la expansión del Evangelio más allá del mundo judío. En Antioquía, una ciudad cosmopolita y abierta a diversas culturas, la Palabra encuentra terreno fértil. Allí, la predicación es fruto de una estrategia humana combinada con la acción del Espíritu Santo, que impulsa a los creyentes a anunciar a Jesús con alegría y valentía.

Lo más notable es que no son los apóstoles quienes lideran inicialmente esta misión, sino creyentes anónimos, personas comprometidas que, con ilusión por la fe, no pueden guardarla para sí, necesitan compartirla. Seguramente la comunidad cristiana crece porque la fe es contagiosa cuando se vive con alegría y autenticidad.

Bernabé, al ver la gracia de Dios actuando, se llena de gozo y anima a la gente a permanecer fieles. Su gesto de ir a buscar a Pablo muestra una Iglesia sin protagonismos individuales, donde los dones se ponen al servicio de la misión común. Seguramente los primeros cristianos y cristianas comprendieron que su alegría no estaría completa si no compartían la buena nueva con otras personas.

El testimonio de Antioquía nos recuerda que el cristianismo creció porque muchos se implicaron con pasión en predicar a Jesús como fuente de verdadera felicidad.

"La Ley adquiere sentido"

También en el Evangelio hoy se nos invita a profundizar en el corazón de la misión predicar que vimos en la comunidad de Antioquía. Jesús declara con claridad que no ha venido a abolir la Ley o los Profetas, sino a darles cumplimiento. No se trata de una ruptura con el pasado, sino de una continuidad hacia la plenitud. La ley ahora se llena de sentido, no como un conjunto de normas frías, sino como camino hacia la verdadera libertad y la felicidad que brota del amor.

Esto es esencial para comprender por qué los primeros cristianos sentían la necesidad de anunciar a Jesús: porque en Él la Ley cobra coherencia y plenitud en el mandamiento del amor.

La comunidad cristiana crecía no solo por lo que decía, sino por cómo vivía. La coherencia entre la predicación y el testimonio era el mejor argumento para la predicación de la gracia. Mateo nos recuerda que quien enseña los mandamientos y los cumple, será grande en el Reino de Dios.

En un mundo muchas veces escéptico o herido, nuestra misión no es imponer, sino mostrar con la vida que seguir a Jesús es fuente de sentido, paz y alegría. El cumplimiento de la Ley del Amor es camino de felicidad y plenitud. Así lo entendieron las primeras comunidades cristianas de Antioquía, que no se limitaron a cumplir preceptos, sino que encendieron corazones al mostrar la belleza del Evangelio vivido.

Este texto de Mateo nos recuerda que la verdadera predicación comienza en la contemplación de la palabra, que nos transforma. Desde ella, la fe se vuelve fecunda, la comunidad se fortalece y el Reino de Dios se extiende. Hoy, como entonces, el mundo necesita personas que prediquen que en Jesús se cumple toda esperanza.

¿Vivimos nuestra fe como algo personal o como una misión para el mundo? ¿Somos comunidades que oran, se forman y se envían? ¿Vivimos con esperanza y alegría en la fe?

 Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

La Fraternidad Laical de Valencia está formada en la actualidad por hermanos y hermanas con promesa solemne, con promesa simple, y con hermanos a la espera de admisión; sin embargo, desde la fundación de la misma, han formado parte de ella numerosas personas que nos han precedido en la predicación. Uno de los compromisos adquiridos comunitariamente es estudiar y compartir la Palabra de Dios para luego predicarla en la web. Contemplando la Palabra en comunidad, y poniéndola en común, elaboramos una predicación que compartimos con alegría.

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