Dom
31
Jul
2011

Homilía XVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)

Dadles vosotros de comer

Comentario bíblico
de Fray Miguel de Burgos Núñez - (1944-2019)



Iª Lectura: Isaías (55,1-3), El Dios necesario de los profetas

I.1. La Iª Lectura, tomada del libro de Isaías nos muestra, con un estilo retórico, cálido y apasionado, las vivencias del profeta del destierro, distinto del de los cc. 1-39. La situación es inconfundible y la grandeza de lo que se afirma concuerda perfectamente con la situación desastrosa que, el llamado Deuteroisaías, quiere recomponer en nombre del Dios de la historia, cuya palabra es poderosa para recrear nuevas situaciones. El «venid por agua todos los sedientos» es toda una afirmación teológica que podemos entender fácilmente. El agua es fuente de vida, de fertilidad, de prosperidad, de futuro. Hoy lo estamos valorando más que nunca por los problemas “ecológicos” que sufre la humanidad entera y por la desertización que avanza por culpa del hombre y de su desprecio de la creación.

I.2. El profeta, con un sentido populista, ofrece los productos de primera necesidad; no son riquezas propias de la calidad de vida, de la que tanto se habla hoy, y que conduce a tantas perversiones e injusticias; son riquezas de base, de las del Tercer Mundo. El profeta presenta a Dios mismo, como un vendedor ambulante, como si hubiera salido al desierto -se entiende del desierto de la vida-, a ofrecer «de balde» lo que es necesario para subsistir. Sabemos que esto es simbólico y apunta a la alianza de Dios, a la palabra de Dios que es fuente de vida y trae una alianza nueva. El pueblo, desconcertado por la ignominia de vivir alejado de Jerusalén y del Templo, busca en los dioses babilónicos una seguridad; entonces el profeta hace aparecer a Dios como “ese ambulante” que lleva lo más necesario a los que viven la experiencia del abandono.

 

II Lectura: Romanos (8,35.37-39): El Dios necesario del Apóstol

II.1. La carta a los Romanos sigue siendo el apoyo determinante de la IIª Lectura de estos domingos. Ya sabemos que el c. 8 es una joya teológica, como un diamante, cuyos resplandores teológicos se muestran según hacemos girar esa piedra preciosa. Es un himno con el que se pretende crear esperanza ante las situaciones adversas que siempre acontecen en la historia humana. Este “himno al amor de Dios y de Cristo”, en realidad viene a concluir, no solamente el c. 8 de Rom, sino toda una sección muy definitiva, concretamente Rom 5,1-8,30. Se puede hablar de dos partes en este himno que tienen su significación precisa. 1ª)no hay condena para los que creen;¿por qué? nos preguntamos; 2ª) a causa del amor de Dios y de Cristo.

II.2. Como se ha dicho, este es uno de los textos más poderosos de Pablo, porque nos muestra la decisión irrenunciable del amor de Dios, que lo ha mostrado, que no es solamente promesa de futuro, aunque siempre tiene esa tensión de futuro. Ese amor se ha mostrado en Cristo Jesús y nadie podrá negarlo. La "lista de calamidades" que se anteponen a ese final glorioso, son expresión de calamidades verdaderas y existenciales que padecemos y padecerá siempre la humanidad; lo vemos cada día. Pero este es un himno contra toda calamidad, porque es un himno del amor que Dios nos tiene. El Dios del apóstol no puede ser de otra manera que como a él se le ha revelado en Cristo,

II.3. El hombre siempre ha buscado en los astros, en la magia y en los cultos mistéricos, explicaciones a todo lo que le rodea. Pero las respuestas siempre dependen de afanes e intereses determinados. Podemos ahora también preguntar por acontecimientos últimos y penúltimos que no nos explicamos. Nadie, sin embargo, puede apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Pablo quiere llevar a los cristianos ese convencimiento de la fe, en que incluso, en la muerte, que es lo último que podemos vivir aquí las criaturas, Dios estará con nosotros, nunca contra nosotros.

 

Evangelio: Mateo (14,12-21): La compasión "divina" de Jesús

III.1. El evangelio de Mateo nos relata la primera multiplicación de los panes, cuya tradición está bien arraigada en los evangelios sinópticos. De alguna manera, en la perspectiva litúrgica de este domingo, la lectura de Is 55 quiere ser como la introducción adecuada que nos conduce a la praxis de la oferta de Dios del agua y el pan, los bienes necesarios para vivir. El relato de Mateo tiene algunas semejanzas con narraciones del Antiguo Testamento (2Re 4,1-7.42-44; Ex 16; Num 11), y el hecho de que sobren doce canastas de pan apuntaría a las doce tribus, a un nuevo pueblo que es alimentado con un pan nuevo, ya que el evangelio de Mateo usa mucho las significaciones bíblicas del pueblo de Israel.

III.2. Además, el relato de la multiplicación de los panes se transmite enmarcando palabras «eucarísticas»; por eso vemos a Jesús «bendiciendo y partiendo el pan», porque esto que sucedió con la gente que siguió a Jesús, consideran las primitivas tradiciones cristianas que se realizaba y se actualizaba en la eucaristía de la Iglesia, donde todos son alimentados con el pan de vida. Y es que la eucaristía es el momento adecuado para vivir esta experiencia tan significativa del evangelio.

III.3. El Dios necesario de Jesús es el que alimenta a su pueblo con la vida. El que viendo a las gentes necesitadas hace ver lo extraordinario del compartir los dones que se poseen. El v.14 es verdaderamente sintomático, porque nos habla de la "compasión" que Jesús siente y que le hace tomar la decisión irresistible de que lo poco que tienen él y los discípulos deben entregarlo a la gente. Esta debe ser la clave interpretativa del texto, más que enviciarse en explicar o dar sentido el aspecto "taumatúrgico" y al poder extraordinario de Jesús. Jesús quiere compartir lo poco que tienen él y los suyos, y esto hace posible el "milagro" de que haya para todos. Estos "milagros" deberían enseñarnos que también hoy esto es posible cuando hay compasión.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)