Dom
3
Dic
2017

Homilía I Domingo de Adviento

Año litúrgico 2017 - 2018 - (Ciclo B)

Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

Pudiera constituir demasiado atrevimiento enfocar nuestra reflexión desde las pautas del Papa Francisco invitando a toda la Iglesia a secundar un camino de conversión, de itinerancia del Pueblo de Dios, reunido en la unidad del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Método bien conocido VER-JUZGAR-ACTUAR en momentos sucesivos, pero con ciertas peculiaridades cristianas: Mirar desde la fe; juzgar con esperanza, y actuar con misericordia.

Primero: Mirar desde la fe

A los creyentes corresponde una interpretación y discernimiento sensato y comprometido de la Palabra de Dios: Descubrir a Dios como Padre, como Libertador. Vuélvete por amor a tus siervos y a las tribus de Israel, (nos dice Isaías); aparta nuestras culpas y seremos salvos. ¡Señor, tú eres nuestro padre; nosotros la arcilla y tú el alfarero! ¡Señor Dios nuestro, restáuranos! Jesús, Cristo, muerto y resucitado, nos ayuda a descubrir su humanidad, igual a la nuestra; murió para defender la Verdad y Ser y llamarse Jesús, Salvador, Hijo de Dios, Mesías esperado.

Segundo: Juzgar

Tomando como punto de partida la plenitud de Cristo, pasamos a considerar aquello que está ya realizado en cada uno de nosotros, (no aquello que falta en relación con esa plenitud). Es la perspectiva de un crecimiento,  madurez continuada en la espiritualidad más profunda, que se inició al comienzo de la existencia, continuó sobre todo con el bautismo y los sacramentos, y afecta a la totalidad del propio ser.

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros, dice san Pablo. Os tengo presentes, por la gracia que Dios os ha dado; pues por él habéis sido enriquecidos en todo en Cristo Jesús… Él os mantendrá firmes hasta el final. … Y es fiel en sus promesas. Lo finito, por su humanidad biológica, se rellena de vida definitiva en nosotros, por la condición de hijos de Dios por adopción.

Obras: El método itinerante

Dice el Papa, que para acompañar al hombre de hoy, la Iglesia, Maestra de Verdad y Madre de misericordia, ha de ser también Hermana en el Camino. Así muestra Jesús la condescendencia divina con su gracia, transforma los corazones endurecidos con la misericordia, y los guía a través del misterio Pascual.

El amor de caridad, ágape, ha de integrar los amores humanos (sensibles y racionales) en la conversión a la Buena noticia del Evangelio, que el adviento nos apunta. Abolida la ley mosaica, el amor-nuevo de Jesús es gradual, en el tiempo y calidad: Es capaz de llevarnos, por la ayuda divina, a la superación de egoísmos de forma paulatina, con la generosa y perseverante cooperación personal. Suficiente para superar las nuevas situaciones conflictivas que podamos encontrar en el quehacer cotidiano.

Sugerencias

Podríamos hablar de una auténtica “evolución mística cristiana”.

Invitados por vocación a un itinerario personalizado y universal en la Iglesia, con mirada de libertad evangelizadora, y la ayuda de la gracia para llevar a cabo la misión encomendada dentro del Pueblo de Dios, Cuerpo místico de Cristo.

Estamos llamados a una conversión profunda y vida espiritual  integradora de las virtudes y dones que Dios-amor reparte a cada uno de sus hijos: evitemos las comparaciones, estimulados a “hacer lo que nos toca hacer” en cada momento, con humildad.

Cultivemos las respuestas samaritanas hacia la persona lastimada, convertidos en prójimos: Algo gradual en el tiempo, sin medir y evaluar al modo humano los servicios prestados y frutos obtenidos, “setenta veces siete si fuera necesario”.

Ayuda mutua fraterna. Para caminar en fidelidad y comunión en la Iglesia hay grupos, asociaciones de distinta índole, miembros del cuerpo místico: Serán puntos de apoyo necesarios para realizar la misión que nos corresponda llevar a cabo.