Dom
26
Jun
2016

Homilía XIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2015 - 2016 - (Ciclo C)

Sígueme.

Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)



Anotación previa: A lo largo de casi veinte domingos viajaremos con Jesús a Jerusalén, ya que a la parte central de su relato (9,51-19,28), Lucas le ha dado la forma narrativa de un viaje. Para Lucas, Jerusalén es el centro de la salvación hacia el que está dirigida toda la vida de Jesús y desde el que irradiará la salvación a todo el mundo (Lc 9,51; Hch 1,8). Lucas entiende a Jerusalén como una realidad geográfica y a la vez, un poderoso símbolo de la realización universal de la salvación. La vida de Jesús es un camino mantenido y continuado hacia ese centro; la vida del discípulo debe seguir los pasos de Jesús. En esta sección aparece intensamente el programa de Jesús para sus discípulos. El narrador nos lo recuerda (9,51.57; 10,38; 13,22; 17,11; 18,31; 19,28).

Primera lectura: (1Reyes 19,16b. 19-21)

Marco: El contexto es el ciclo de Elías en que el redactor no quiso dar una biografía de Elías, sino poner de manifiesto el enfrentamiento entre profetas y reyes y el cumplimiento infalible de la palabra de Dios. Elías quiere perpetuar el ministerio profético eligiendo a Eliseo.

Reflexiones

1ª) ¡Permanencia, firmeza y continuidad de la misión profética!

La historia de la salvación nos muestra que la iniciativa en la llamada vocacional siempre la toma Dios. Dios destina y prepara convenientemente a sus enviados y los acompaña siempre en el ministerio. Todo es gratuidad en la llamada. Pero también suele utilizar Dios, en su pedagogía, instrumentos o mediaciones humanas para ejecutar su proyecto en las llamadas al ministerio. Esta escena, breve en su narración, es muy rica en su contenido. Anuncia otras llamadas posteriores y, sobre todo, las llamadas que encontramos en el Nuevo Testamento (apóstoles, Pablo, etc.). Un dato narrativo interesante es que con frecuencia las invitaciones vocacionales se producen cuando los llamados se encuentran entregados a su tarea ordinaria y cotidiana. En este caso, Eliseo está entregado a su tarea de agricultor ya que pertenecía a una familia de agricultores. Y en plena realización de su tarea se hace presente el Señor para solicitarle un cambio de vida y de trabajo. En adelante tendrá que olvidarse de sus campos para dedicarse a la dura tarea del ministerio profético. Hoy como ayer, Dios sigue llamando a quien quiere y donde a él le place, y de forma siempre misteriosa y eficaz. En medio de nuestro mundo, aunque parezca paradójico, Dios sigue hablando y llamando con fuerza. Es necesario tener los oídos atentos a la voz de su palabra.

Segunda lectura: (Gálatas 4,31b-5,1.13-18)

Marco: El fragmento está enmarcado en la tercera parte de la carta que centra su atención en desarrollar la doctrina paulina de la libertad según el Espíritu. En esta sección, Pablo desciende al terreno de lo práctico. Dos ejes centrales para la comprensión de sus escritos.

Reflexiones

1ª) ¡El incuestionable valor de la libertad en Cristo!

Para comprender este descenso a la vida práctica, que ha de ser conducida por la libertad, es necesario recordar lo que Pablo enseña en esta carta. El pensamiento de Pablo es cristocéntrico o cristológico: para conseguir la salvación sólo es necesario Cristo Jesús en cuya obra salvadora participamos por la fe y los sacramentos para formar un nuevo pueblo animado por el Espíritu. Esta es la libertad que Pablo recuerda ahora. Vivir en libertad es lo mismo que vivir como Cristo vivió y realizó su vida. La libertad en Cristo quiere decir estar dispuestos como Él a dar la vida por los demás, a renunciar a cuanto sea necesario para que su obra se haga realidad. Es andar en la verdad y en el bien. El cristiano es llamado a vivir en el mundo iluminado por la verdad y animado por el amor que está dispuesto a dar la vida por los demás. En la pluma de Pablo el amor no es un sentimiento, sino la virtud central que siempre permanece, y que sólo es posible vivir si antes hemos experimentado el amor de Dios hacia nosotros en la cruz gloriosa de Cristo Jesús. Juan irá más lejos y afirmará: Dios es Amor (1Jn 4,8). Esta es la vocación a que somos llamados los discípulos de Jesús en medio del mundo: a vivir la libertad en la verdad y el amor.

Evangelio: (Lucas 9,51-62)

Marco: Dos centros de interés: la decisión firme de Jesús de ir a Jerusalén y el hecho de que es rechazado por los samaritanos precisamente porque va hacia Jerusalén.
Reflexiones

1ª) ¡El seguimiento de Jesús es un camino hacia Jerusalén!

La vida de Jesús y su misión culmina en Jerusalén. Era necesario realizar el proyecto salvador establecido por el Dios que habló por los profetas (Is 2,2-3; Is 60,1ss). Estos anuncios iluminan la narración lucana del camino de Jesús hacia la ciudad, centro de la salvación. Allí se realiza la muerte y resurrección de Jesús, su ascensión y Pentecostés. Y de allí partirán los Apóstoles a anunciar a Jesús por el mundo. Es importante esta espiritualidad de Jerusalén que impulsa el camino del seguimiento hacia ella. Se trata de una comprensión de la vida del discípulo de Jesús siempre en marcha hacia el centro salvador que da sentido pleno a su vida. No importa el lugar geográfico en que se encuentre. Lo importante, dice el Espíritu Santo a través de Lucas, es que entendamos y vivamos nuestra vida en medio del mundo como peregrinos hacia la patria. Esta espiritualidad la comparten otros autores del Nuevo Testamento como Pedro o el autor de la carta a los Hebreos.

2ª) ¡La violencia no entra en los planes de Dios!

Conocemos bien las relaciones entre judíos y samaritanos*. Desde el siglo II a.C., fueron cruelmente tratados por los asmoneos*. El Nuevo Testamento nos ha dejado rasgos y vestigios suficientes para comprender la animosidad, a veces odio, que sentían unos contra otros. Este es el mundo en que vive Jesús. Pero Jesús, al comenzar el camino, advierte a los suyos que hay que alejar todo deseo de venganza, odio y persecución. Será necesario el largo viaje para ir modelando poco a poco a sus discípulos y futuros voceros por el mundo que habrán de insistir en que toda la salvación es fruto del amor benevolente y de la misericordia de Dios. El discipulado fue una labor lenta llevada a cabo por Jesús. El Reino tiene fuerza por sí mismo para establecerse entre los hombres sin recurrir a medios violentos o de poder. El poder de Dios, que se manifiesta en el establecimiento del Reino por medio de la cruz y resurrección. Hoy como ayer seguimos sintiendo la tentación del recurso a otros medios para establecer ese Reino. Hoy también tienen vigencia estas palabras de Jesús en medio de un mundo agresivo que se esfuerza en imponer su propio proyecto en todos los planos: económico, social, cultural e, incluso en muchas ocasiones, religioso. El Reino Dios no puede coexistir con la violencia.

3ª) ¡Jesús y el Reino son valores absolutos!

El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios. Lucas, recoge en este primer relato vocacional tres casos típicos de llamada y respuesta. Presenta, con una plasticidad que le caracteriza, a estos tres personajes que manifiestan las dificultades humanas para el seguimiento auténtico de Jesús. Jesús insistió constantemente en que su seguimiento provocaba una ruptura con lo anterior, pero no para desentenderse del mundo, sino para entenderlo desde otra clave: Él mismo y su estilo de vida. Insistía en que no se podía servir al Dios y al dinero; que el seguimiento provocaría tensiones hasta en la propia familia. Y, sin embargo, insistía igualmente que sólo en el seguimiento adquiere el hombre su verdadera dimensión. Bien es verdad que en este fragmento que proclamamos hoy aparece el lenguaje paradójico de Jesús. Lo importante es entender lo que Jesús ofrece a los que quieran seguirle: que desde él todo tiene sentido y fuera de él al hombre le falta el sentido de su existencia. La elección conlleva la adquisición de la clave interpretativa de la vida. Hoy como ayer esta invitación sigue siendo actual porque estamos abordados y asaltados por la tentación de la comodidad y la instalación.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
(1937-2019)