Jue
25
Dic
2008

Homilía Navidad

Y la Palabra se hizo carne

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Reavivar la esperanza

Una buena actitud al celebrar la Navidad podría ser reavivar la esperanza. El creyente esperanzado experimenta la vida como algo que está en marcha hacia la plenitud. Cada día es una nueva ocasión y una nueva posibilidad para hacer crecer en nosotros el proyecto de Dios.

El Pueblo de Israel exiliado durante mucho tiempo se interrogaba sobre el silencio de Dios…sobre su presencia y alianza con ellos. Isaías ve y anuncia que el Mensajero de la Buena Noticia está llegando. “¡Qué hermosos los pies del Mensajero que anuncia la paz…que trae la buena nueva, que pregona la victoria”

En nuestro mundo necesitamos descubrir gestos de esperanza. Los buscadores del Dios de la esperanza saben leer los acontecimientos de cada día, salen hacia la luz.

“Es de noche, pero ¡qué hermoso es creer en la luz!”

 

  • Manifestaciones de Dios

La Palabra se había ido articulando de muchas formas. Ahora se hace historia entre los hombres y mujeres de la tierra. Dios, que había hablado por los Profetas, que se había manifestado muchas veces por su palabra, hoy nos ofrece su última Palabra: Jesús. En Él se nos manifiesta el rostro cariñoso de Dios para la humanidad. En Jesús descubrimos la verdadera grandeza del ser humano.

Dios quiere que la Palabra continúe pregonándose en el mundo. Es nuestra tarea. Somos mensajeros de la Palabra.

Dios se hizo presente y continúa presente en nuestra historia. Con frecuencia lo hace en circunstancias y con apariencias que nadie espera. Los pequeños y los pobres son el gran signo de Dios, son la luz que ilumina nuestro presente, son el lugar preferente de Dios.

Hoy, que los medios de comunicación nos ofrecen fabulosas maneras de celebrar la Navidad, hoy, que la superficialidad llena de consumismo nos hace olvidar lo que realmente celebramos, ahondemos en la Palabra y que nuestro compromiso nos lleve a respetar y amar profundamente a los hermanos y a descubrir a Dios en cada uno de ellos.

 

  • Jesús última Palabra de Dios

El proyecto creador de Dios abre una época nueva a la historia humana y llega a su término con el Hombre-Hijo al que entrega su amor. La Palabra ya existía y las tinieblas no han podido apagar su luz. Los profetas hablaban de Otro. En Jesús, Dios habla al hombre de Sí mismo. Todos los sueños humanos quedan superados al conocerse en Jesús el verdadero proyecto de Dios sobre el ser humano.

Y “ha puesto su tienda entre nosotros”, se ha hecho hombre con toda la carga de debilidad que esto supone.

En nuestro caminar Alguien está a nuestro lado. Su presencia es tan humilde que puede pasar inadvertida, pero es una presencia con fuerza transformadora precisamente desde su humildad. La encarnación subraya el servicio silencioso.

 

  • Vino a su casa… pero no le recibieron. Acogerle da derecho a ser hijos

Es significativo que Dios entre en nuestra historia de noche y en la noche más larga del año.

La historia de la salvación es la historia de la fidelidad de Dios y del rechazo por parte del hombre: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron,” ¡era tan pequeño,…tan humilde,…que no lo reconocieron. Hoy está entre nosotros. Es preciso descubrirlo. Sigue siendo pobre, marginado, desprotegido…¡Ojalá sepamos descubrir el nuevo enfoque de Jesús que opta vivir entre los humildes y que nos enseña y nos pide compartir la causa y la suerte de los desfavorecidos.

El Proceso de la Palabra tiene un objetivo: hacer de los hombres hijos de Dios. La acogida de la Palabra nos da derecho a ser hijos. ¡Qué feliz Navidad si ahondamos en esta gran noticia!