Dom
20
Jun
2010

Homilía XII Domingo del Tiempo Ordinario

Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)

¿Quién dice la gente que soy yo?

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • A vueltas con la identidad

Entre las grandes cuestiones que nos plantea la actual crisis que vivimos, una de ellas afecta especialmente a la identidad, personal y social: ¿quién soy yo ahora, cuando se me derrumban seguridades y valores, o me encuentro perdiendo en tantos ámbitos de la vida, o sencillamente escucho el clamor de mis hermanos? ¿Quién y cómo es esta sociedad en la que vivimos, qué nos aporta o hacia dónde va cambiando? En los grandes momentos de la Historia, el gran reto para el ser humano es definirse, hablar de sí mismo y hacerlo en comunión con otros. Definirse es siempre una aventura fascinante.

  • Jesús se pregunta y te pregunta

Jesús también necesita definirse y ajustarse cuando está a punto de comenzar la subida a Jerusalén, que le llevará a su pasión y muerte. Para decidir tiene que escuchar, y replantear su existencia en torno a su proyecto de vida. Para ello pregunta a los suyos, que se hacen eco de voces externas que no aciertan. Porque con frecuencia los demás no suelen dar con nuestra verdad más profunda. Ellos nos quieren según sus intereses y expectativas: los judíos esperaban a un profeta, a un personaje excepcional, a un mesías político. Pero Jesús es más.

Nuestra definición de Cristo va cambiando a lo largo de la vida. Aunque su pregunta sigue siendo la misma. Y Él se nos va revelando como más profundo, más personal, más Dios. Su valor no está en lo que hace por nosotros, sino en lo que es en sí mismo. Jesús necesita que volvamos a definirlo de nuevo, nuestra respuesta pide una actualización en cada momento de nuestra vida. ¿Quién es Jesús para ti hoy, en estas circunstancias concretas? ¿Cómo ha ido evolucionando tu idea de Él?

  • Jesús te ayuda a definirte: tomar la cruz de cada día

Aquellos discípulos eran herederos de la cultura de un pueblo, de la imagen que Israel tenía del mesías venidero. Y en esa clave definían a su Maestro y a ellos frente a Él, su relación especial. Jesús les contraría con su propia autodefinición. Les introduce elementos tan poco agradables como el sufrimiento, la cruz y la salvación que viene del servicio y la entrega. Les prepara para su pasión dolorosa. Y les invita a seguirle desde esas claves que Él define como esenciales.

Ellos quedaron escandalizados. Y quizás nosotros también. Porque Jesús no es como a nosotros nos gustaría, sino que nos quiere a nosotros a su gusto. Una fe de generosidad, donación y servicio, de minoridad y desprendimiento acaba siempre trayendo sufrimiento y cruz. Quizás éste sea el centro de la Palabra de este Domingo: el Cristo al que seguimos no nos deja indiferentes, nos complica la vida. Definirlo a Él como salvador y maestro nos define a nosotros como servidores y discípulos suyos, a su estilo.

  • Mirarán al que traspasaron

No nos gusta la cruz. Nos aterra el sufrimiento por pequeño que sea. Pero forma parte del camino cristiano. Del camino humano. Existe una cruz exclusivamente peculiar y redentora que consiste en caminar por la vida “mirando al que traspasaron”. Seguir al Maestro significa asumir su misma suerte, subir a Jerusalén, hacerlo en solidaridad, desde la entrega total, desde el servicio más generoso. Reconocerlo en los “traspasados” de nuestro tiempo, llorarlos “como se llora al primogénito”.

  • Una identidad que nos hace iguales en Cristo

Mirar a los demás como hermanos, compañeros de viaje. Asumir y comprender que nos igualamos y pertenecemos, por encima de las diferencias. Que nos necesitamos para definirnos. Que en Cristo somos hermanos iguales, responsables unos de otros. “Uno en Cristo Jesús”.

Que el Crucificado-Traspasado nos salga al encuentro. Que mirándolo a Él descubramos nuestra identidad profunda, la de Hijos de Dios, hermanos en Cristo. Que sintamos cómo camina con nosotros en este momento de la Historia. Que asumamos con gozo el dolor redentor que viene de la entrega y el servicio.