Lun
1
Nov
2021

Homilía Todos los Santos

Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)

Bienaventurados...

Introducción

La fiesta de todos los santos que celebramos, es una instancia propicia para traer a la memoria y pasar por el corazón, los nombres y la vida de tantos hermanos y hermanas, en los que hemos visto la santidad de Dios. La Plegaria Eucarística II nos recuerda: «Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad”. Ser santo es habernos dejado llenar de esa propiedad de Dios. El Papa Francisco nos dice: «Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra.» (GE 14) Esta percepción de la santidad es la misma que llevó a Fr. Betto a escribir una novena a Santo Domingo en el tiempo que estuvo cautivo. Parece oportuno en este año que celebramos el jubileo por Dies Natalis de nuestro padre releer, «Domingo de Guzmán desde la cárcel».

Esta fiesta es también una oportunidad para renovar nuestra esperanza frente al momento que vivimos. Una esperanza que es paciente pero no resignada. Una esperanza que nos renueva desde lo medular de nuestra fe en el Dios de la vida. Esa esperanza que vemos en la santidad cotidiana «Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces “la santidad de la puerta de al lado”, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, “la clase media de la santidad”.» (GE 7). Esta vivencia peregrina que se encamina al encuentro con nuestros hermanos y hermanas santos, que hoy celebramos, y que ya comparten plenamente la vida plena con Dios.