Jue
5
Oct
2023
Buscad y encontraréis

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 8, 7-18

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado. Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, no observando sus preceptos, sus mandatos y sus decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta saciarte, cuando edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes en todo, se engría tu corazón y olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con su maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final. Y no pienses: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas”.
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es el quien te da la fuerza para adquirir esa riqueza, a fin de mantener la alianza que juró a tus padres, como lo hace hoy».

Salmo de hoy

Salmo 1 Crón 29, 10bc. 11abc. 11d-12a. 12bcd R/. Tú eres Señor del universo.

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R/.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad
porque tuyo es cuanto hay en el cielo y tierra. R/.

Tú eres rey y soberano de todo
de ti viene la riqueza y la gloria. R/.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 17-21

Hermanos:
Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargo el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

El señor te dio la fuerza

Acuérdate del Señor, es quien te dio las fuerzas para llegar a tus riquezas. Así habla Moisés al pueblo de Israel, para que no olvide las acciones que el Señor hizo para su liberación y caminar por el desierto. Lo hace para que su corazón no caiga en el engreimiento, y piense que fueron sus solas fuerzas las que consiguió una tierra donde mana leche y miel.

El día de hoy nos recuerda al tiempo de las cosechas. Tener una cosecha abundante o escasa, siempre es motivo para agradecer al Señor. Quien es agradecido en lo poco recibido, también lo será en la abundancia recibida.

Por eso, la liturgia de hoy, nos sitúa en la gratitud, tan necesaria en una sociedad individualista y utilitarista. El corazón se queda encogido por cuanto sacrificio ha supuesto la convivencia con los otros, el llegar a las metas, el tener salud, el mantener en pie los ánimos y las fuerzas… Gratitud es la palabra: no sólo es amable, sino que nos sitúa en la profundidad y el sentido de la vida, y el sentido de la fe. Dar gracias a Dios, es reconocer su aliento de vida, su Espíritu sanador, su fuerza creadora. Cada día el Señor, no sólo nos cuida, sino que nos recrea con la fuerza de su Espíritu. Por eso, es hora de bendecir a Dios, con cánticos y salmos de alabanza.

Todo procede de Dios, que en Cristo nos ha reconciliado con Dios, y nos ha encargado el misterio de la reconciliación. Por eso, ya no cuentan los pecados, sino la era de la reconciliación. Lo viejo ha pasado, y lo nuevo ha comenzado, nos dice la segunda carta a los Corintios del apóstol San Pablo.

Nos cuesta una eternidad reconocer a Dios en nuestra vida. Sin embargo, hay que caer en la cuenta de que Dios habita en nosotros siempre. Permanece siempre. Esa es su promesa y su fidelidad.

Es curioso, cómo en la época de la transparencia se oculta a Dios lejos de nuestra vida, nuestra existencia, nuestro sentir. Pero no podemos ir muy lejos, ni seremos tan transparentes, si ocultamos la gratitud que le debemos a Dios por nuestras fuerzas y riquezas, por lo conseguido. La transparencia sin Dios será sólo un escaparate que ha perdido su intimidad, sometiéndolo todo al escándalo. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han habla de la transparencia considerándola como una especie de dictadura que nos vuelve intolerantes. Es para meditarlo cuando tenemos una sociedad que habla de tolerancia y libertad de manera omnipresente.

El Evangelio, nos sitúa en la bondad de la vida. Insiste en que pidamos, busquemos, y llamemos a Dios. Dios es la misma Bondad. La bondad que nosotros tenemos y ofrecemos a nuestros prójimos de manera fraternal, sólo es una insignificante manera de expresar la bondad de Dios. Dios es la eterna Bondad, en él sólo encontraremos esa inmensa expresión de amor. Cuando somos capaces de mostrar bondad al prójimo, ya estamos reconociendo en nuestra vida la presencia de Dios que habita en nuestro corazón. Y somos capaces de mostrar bondad, a pesar de la maldad que vive en el hombre. Es un gran misterio en la vida del hombre. Dios siempre se abre camino en la humanidad para que su bondad sea reconocida.

Por eso, nos dice el Evangelio de Mateo, Pide y se te dará, busca y encontrarás, llama y se te abrirá. Tres verbos que necesitan de la voluntad y el coraje personal.