Dom
5
Jul
2015

Homilía XIV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)

Y se extrañó de su falta de fe

Introducción

La libertad para Jesús no era un fin en sí mismo, sino un medio para algo más importante, es decir: el cumplimiento de la voluntad de Dios. No somos llamados a ser perfectamente libres sino a hacer la voluntad de Dios. En cambio, no podemos hacerla si no somos lo más libre que nos sea posible. Esto, a nuestros oídos de hoy, suena a contradicción. Hablar de obediencia a la voluntad de Dios suena a imposición divina y sometimiento de la persona. Eso se debe a una imagen de Dios, como alguien que tiene un gran ego masculino y a que la voluntad de Dios o la de cualquier otra persona es puramente arbitraria. Pero esto no es lo que Jesús parecía sentir.

Los relatos evangélicos nos enseñan una sabiduría de humanidad que nos permiten aprender lo que es confiar en Dios, nos enseñan a verle como Padre y a adoptar una perspectiva de preocupación y responsabilidad por los otros. Nos permite buscar la curación de Jesús cuando nos damos cuenta que también nosotros, más frecuentemente de lo que pensamos, creemos que, a pesar del peso cultural y religioso de su figura, es el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago Judas y Simón. No lo decimos con estas palabras, pero la dificultad que mostramos para poner el amor a los demás como el fin de nuestras acciones revelan esa necesidad de curación y de cambio.