Dom
3
Mar
2013

Homilía III Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)

Señor, déjala todavía este año; a ver si da fruto.

Introducción

La pasión de nuestro Dios, de Jesús es hacer la vida del hombre más humana, con más sentido. Por eso sus parábolas intentan desbloquear las vidas atrapadas por el vacio, el sin sentido y la esterilidad. Ofrece caminos de felicidad, bien distintos a los transitados por los que se consideran “normales”. No es un Dios justiciero ni duro que castiga y manda el mal y sufrimientos a los hombres. Los hechos históricos violentos acaecidos en Jerusalén, lo mismo que los que podemos ver hoy son para escucharlos y repensarlos. El hecho de no tener en la vida contratiempos, sufrimientos, de no ser alcanzados por algún tipo de mal no es para subir nuestra autosuficiencia y creernos superiores, sino motivación de nuestra acción de gracias y para sentirnos privilegiados y dar frutos. No son las apariencias y la superioridad (caso de la higuera que lleva años frondosa) lo decisivo ante Dios, sino la vida fecunda (la práctica de la vida).

Jesús quiere provocar nuestra reacción. ¿Para qué una vida estéril? Igual con los cuidados, el amor, la solidaridad del viñador da frutos. La indiferencia y la pasividad ante los males de los hermanos no es la forma de actuar de nuestro Dios, al que le duele nuestro dolor y se solidariza con nosotros. Las apariencias y el espectáculo no tienen nada qué ver con el reino de Dios y su justicia.