Dom
22
May
2011

Homilía V Domingo de Pascua

Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

Los apóstoles han comenzado a ponerse tristes ante el anuncio por parte de Jesús de que se va a marchar, y les ha dicho, además, que adonde se va a ir él, ellos, de momento, no le pueden seguir ¿Por qué se ponen tristes? Porque ellos ya no entendían su vida en ausencia de él. Sólo entendían su vida en función de él. Y esto es tremendo.

Cuando nosotros queremos tanto a una persona que nuestra vida no la entendemos más que en función de esa persona, ante la perspectiva de perder a esa persona ¿cómo nos quedamos? Nos quedamos como vacíos, sin rumbo, sin orientación, como flotando en el espacio. Ya no importa nada una dirección u otra. Ya nada tiene sentido. Esta es la sensación que debieron experimentar los Apóstoles ante el anuncio de su partida.

Pero, bueno, él les llama a la calma: No perdáis la calma. Es verdad que, de momento, ellos no le pueden acompañar, pero él les dice que va a la casa de su Padre. Pero no sólo eso. Va también a prepararles a ellos una estancia, una morada en la casa de su Padre. Porque en la casa de su Padre hay muchas moradas. Y por si fuera poco, les dice que donde esté él, quiere que estén ellos también.

La torpeza de los apóstoles ha provocado que Jesús les dé de sí mismo unas señas de identidad sumamente interesantes:

a. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
b. Si me conocierais a mí conoceríais a mi Padre
c. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto
d. Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre
e. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?
f. Yo estoy en el Padre y el Padre en mí
g. El que cree en mí, él hará también las obras que yo hago y aun mayores.

En este Evangelio también nos invita el Señor a nosotros a no perder la calma. Podemos sufrir muchas decepciones en la vida, tantas que nos parecerá que nuestra vida no tiene ya sentido. Pero el Señor nos abre el corazón a la esperanza. El irá a prepararnos también a nosotros una morada, de tal manera que donde esté él también estaremos nosotros. Y seremos eternamente felices con el Señor.

También a nosotros nos dice yo soy el Camino y la Verdad y la Vida.

a. Yo soy el Camino para ir al Padre. Quien más quien menos tendrá experiencias de caminos que en un principio se presentaban como deslumbradores, pero que con el paso del tiempo se han mostrado como sendas de muerte o callejones sin salida. Jesús nos quiere volver al buen camino
b. Yo soy la Verdad que debes creer. Creer que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Creer que yo he salido del Padre para reconciliarte con él. Creer que yo soy el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo para salvarte y que no se te ha dado otro nombre sobre la tierra por el cual te puedas salvar.
c. Yo soy la Vida, la vida que se comunica ya en este mundo de tantísimas maneras, pero muy especialmente a través de los Sacramentos: la Penitencia, la Eucaristía, que es donde se encuentra la fuente de la gracia, la Oración, la lectura de la Palabra de Dios.