Mié
4
Mar
2015

Evangelio del día

Segunda semana de Cuaresma

El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir

San Casimiro

San Casimiro

La vida cortesana no fue obstáculo para su dedicación a la espiritualidad más intensa, practicando con admiración de todos las más claras virtudes, como la fe, la caridad extrema con los pobres, una pureza inmaculada, una exquisita amabilidad y fraternidad con todos, la humildad, la prudencia, la modestia, la austeridad de vida, etc.

Príncipe de Polonia
Cracovia (Polonia), 3-octubre-1458
Grodno (Lituania), 4-marzo-1484

En la vida de este joven príncipe resplandecieron de manera admirable todas las virtudes cristianas. Era el segundo hijo varón del rey Casimiro IV Jagellón, soberano de Polonia y de Lituania. Era su madre Isabel de Austria, hija del emperador Alberto II.

En su vida ocupó un lugar destacado su preceptor Juan Dlugosz, canónigo de Cracovia, quien le infundió el amor al estudio, pero sobre todo la piedad y un enorme sentido de responsabilidad moral, que presidió toda su vida. De este preceptor no quería separarse, pues le tenía un afecto filial, y su influencia fue siempre benéfica al lado del joven príncipe.

Desde los 17 años estuvo continuamente al lado de su padre, el rey Casimiro IV Jagellón metido en los asuntos públicos, y le acompañó a Lituania, de donde procedían los Jagellones. La vida cortesana no fue obstáculo para su dedicación a la espiritualidad más intensa, practicando con admiración de todos las más claras virtudes, como la fe, la caridad extrema con los pobres, una pureza inmaculada, una exquisita amabilidad y fraternidad con todos, la humildad, la prudencia, la modestia, la austeridad de vida, la penitencia y mortificación, etc.

En 1483 quisieron casarlo con una hija del emperador Federico III de Austria, su pariente, pero Casimiro se negó a contraer matrimonio, habiendo tomado el propósito de vivir en celibato. Ya estaba enfermo de tisis, y los médicos de entonces le indicaron que sería bueno para su salud que contrajese matrimonio, pero el joven perseveró en su propósito de castidad perpetua.

Estaba en el castillo de Grodno, en Lituania, cuando la tuberculosis lo llevó al sepulcro el 4 de marzo de 1484.
Su cuerpo fue llevado a la catedral de Vilna, la capital de Lituania, donde se le ha tributado gran veneración, llegando a ser declarado patrono de Lituania, así como uno de los patronos de Polonia.

Era admirable su devoción a la Virgen María y le recitaba cada día el himno: Omni die dic Mariae, cuyo texto se encontró copiado en su tumba cuando se abrió en 1604. Se llegó a pensar que era él el autor, pero posteriormente se ha podido probar que el himno es anterior al santo.

San Casimiro es un modelo de fe y pureza para la juventud. Y así ha sido presentado desde el principio.

José Luis Repetto Betes

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),
Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.