Mié
3
Dic
2014

Evangelio del día

Primera semana de Adviento

Habitaré en la casa del Señor por años sin término

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías 25, 6-10a

En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos,
en este monte, un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera;
manjares exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte
el velo que cubre a todos los pueblos,
el lienzo extendido sobre a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros,
y alejará del país el oprobio de su pueblo
—lo ha dicho el Señor—.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios.
Esperábamos en él y nos ha salvado.
Este es el Señor en quien esperamos.
Celebremos y gocemos con su salvación,
porque reposará sobre este monte la mano del Señor».

Salmo de hoy

Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 29-37

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.

La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».

Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».

Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».

Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Reflexión del Evangelio de hoy

  • «Preparará el Señor de los ejércitos, para todos los pueblos, un festín de manjares suculentos»

Cuando Dios venga nos invitará a un gran banquete (celebración, comida compartida, encuentro, fiesta) y desaparecerá el velo que nos cubre y el paño que nos tapa, aniquilará la muerte y enjugará lágrimas a todos los pueblos, a todas las naciones.

Invitación, sobreabundancia, universalidad, victoria sobre todo aquello que nos desborda, nos limita, nos oprime y nos impide vivir.

Isaías nos invita a vivir la alegría de la esperanza en la promesa de Dios.

  • «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer»

Muchas gentes fueron a Jesús llevando consigo a cojos, ciegos, baldados, lisiados, tullidos, mudos y otros muchos enfermos y los pusieron a sus pies. Jesús rodeado. Jesús acaparado. Jesús buscado. Jesús es su esperanza. Y Él los curó. Y la gente estalla de gozo y glorifica a Dios.

La venida del Señor es una fiesta para todos, pero especialmente para los que sufren. Cuando Dios pasa y penetra en el corazón del hombre, deja una estela de alegría y de liberación.

Y los hambrientos. Esta vez es Jesús quien los ve, quien se apiada de ellos y quiere calmar su hambre. No sólo habla, también da pan. Y eso convence. Y los libera del hambre, de todas las hambres. Con muy poco, Jesús multiplica. Reparto fraterno, amor atento a los demás. Ese es el verdadero milagro.

- ¿Pongo lo poco que tengo al servicio de los demás? ¿Predico y doy trigo?
- ¿Creo, de verdad, que evangelizar es liberar?
- ¿Siento y contagio alegría y esperanza?