¿A quién se parecen los hombres de esta generación?

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3, 14-16):

Querido hermano:
Aunque espero estar pronto contigo, te escribo estas cosas por si tardo, para que sepas cómo conviene conducirse en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
En verdad es grande el misterio de la piedad,
el cual fue manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu,
mostrado a los ángeles,
proclamado en las naciones,
creído en el mundo,
recibido en la gloria.

Salmo de hoy

Salmo 110,1-2.3-4.5-6 R/. Grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.

Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35)

En aquel tiempo, dijo el Señor:
«A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de:
“Hemos tocado la flauta
y no habéis bailado,
hemos entonado lamentaciones,
y no habéis llorado”.
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: “Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Dios vivo, columna y base de la verdad

Pablo, probablemente desde Macedonia, escribe a Timoteo, quien tras su conversión al cristianismo, llegó a ser un fiel colaborador suyo. Posteriormente, Pablo le pidió que asumiera el gobierno de la Iglesia de Éfeso, fundada en su tercer viaje, nombrándole obispo de ella. Una Iglesia que tiene, en el momento en que se escribe esta carta, un cierto recorrido; y en la que poco a poco, junto a la consolidación del mensaje de Cristo, también se extienden algunos errores.

Pablo, por sus palabras, aunque espera volver pronto a Éfeso, quiere dar algunas instrucciones a Timoteo sobre cómo ejercer su ministerio en la Iglesia.

¿Y qué es la Iglesia para Pablo? Para responder a esta pregunta utiliza dos imágenes: la Iglesia es a la vez “casa de Dios y columna-sostén de la verdad”.

La imagen de casa, nos recuerda al mismo tiempo la idea de familia y de edificio. La Iglesia, la comunidad cristiana, es al mismo tiempo familia y templo, en donde Dios se hace presente. Un edificio espiritual, un templo humano, habitado por el Espíritu Santo de la que los cristianos somos piedras vivas. Una casa-familia unida por la fe en asamblea para dar culto a Dios y testimonio de Cristo.

Pero la Iglesia, es también “columna y base de la verdad”. Y así como las grande columnas de los edificios antiguos, hacen que estos sean firmes y sólidos, la Iglesia es la que sostiene, guarda, cuida el mensaje de la verdad, que es Cristo, el “misterio que veneramos”; esta es la misión de la Iglesia en el mundo: cuidar y transmitir el Misterio  de Cristo al mundo.

¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos?

En el Evangelio de hoy, Jesús hace una crítica a quienes, cerrados en sus ideas y creencias, son incapaces de abrirse al Espíritu de Dios que va hablando a través de personas y acontecimientos. Y lo hace comparándolos con quienes al oír a unos niños tocando la flauta, no son capaces de bailar, o con quienes al percibir la aflicción de estos mismos niños, no pueden llorar. Es decir, que la actitud de cerrazón, les impide acoger, comprender, sentir, abrazar la realidad en su profundidad y por tanto la Vida. Esa Vida, con mayúsculas que es fuente de sentido, de alegría, de libertad, en definitiva de salvación y que se manifiesta en Cristo.

Ciertamente, la experiencia de todos nosotros es que no siempre estamos receptivos y abiertos para dejar que algo pueda moverse en nuestra existencia y aferrados a lo nuestro, a lo de siempre, posiblemente por miedo a perder suelo seguro, nos perdemos la oportunidad de acoger el viento del Espíritu de Cristo que está siempre reorientando y reconduciendo nuestra vida por caminos nuevos y sorprendentes. Caminos, que si los seguimos, nos llevarán hacia una mayor plenitud de vida en el Amor. Porque Dios siempre nos regala más de lo que podemos esperar si confiamos en Él.

¿Quiénes están tocando hoy músicas de esperanza para nuestro mundo, que nos invitan a entrar en su danza? Y al mismo ¿Qué dolores de nuestro mundo estamos llamados a hacer nuestros? ¿Hacia dónde y quiénes el Señor quiere ponernos en movimiento?

Que en este día podamos abrir nuestros sentidos a la música y al llanto que hoy Dios, quiere hacernos escuchar.