¿Qué está permitido en sábado?

Primera lectura

Primera lectura, Colosenses, 1,24-2,3

Hermanos:
Ahora me alegro de mi sufrimiento por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo. Por este motivo lucho denodadamente con su fuerza, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepáis el duro combate que sostengo por vosotros y por los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente; para que se llenen de ánimo sus corazones y, estrechamente unidos en el amor mutuo, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y el perfecto conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo.

En él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Salmo de hoy

Salmo 61, 6-7. 9 R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
Dios es nuestro refugio. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6,6-11

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.

Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.

Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.

Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte ahí en medio».

Y, levantándose, se quedó en pie.

Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».

Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».

Él lo hizo y su mano quedó restablecida.

Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

“Nosotros anunciamos a Cristo”

San Pablo está convencido de que en el misterio de Cristo, en sus palabras, en su vida, muerte y resurrección “están encerrados todos los tesoros del saber y del conocer”. Es decir, contiene la mejor noticia que se le puede ofrecer a toda persona de cualquier época. Porque Jesús, guiado por el gran amor que nos tiene y por su saber que de humano pasa a divino, vino a ponernos en bandeja la verdad que toda persona de cualquier época deseamos conocer: saber cómo debemos de vivir nuestra vida, con sus días y sus noches, desde nuestra fortaleza y nuestra debilidad, desde nuestra convivencia con todos los que nos rodean…

Jesús dejó a los físicos, a los químicos, a los matemáticos, a los biólogos y demás científicos que descubrieran las verdades de su materia y nos las transmitieran a los demás, y que gracias a estas verdades se llegase a valiosos descubrimientos que hiciesen nuestra existencia más llevadera, más fácil… Pero solo Jesús, porque es Dios, y no tiene los límites de nuestras potencias cognoscitivas humanas, pudo ofrecernos esas verdades a las que estamos aludiendo.

Por eso san Pablo, después del especial encuentro con Jesús, y de adentrarse en el conocimiento y el mensaje de Jesús, decidió gastar su vida en la difusión de tan sublimes verdades. “Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos… ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que él me da”.

“¿Qué está permitido en sábado?”

La importancia del sábado para los judíos en tiempo de Jesús era más poderosa que para nosotros los cristianos el domingo. Se interpretaba como una de las expresiones supremas de la religiosidad israelita. El reposo sabático, que llevaba a no poder hacer casi nada, era sagrado para los judíos. Desde aquí hay que interpretar el relato evangélico de hoy.

Jesús tiene y vive una ley superior a la del sábado, la ley del amor que le lleva a la ley de hacer bien a toda persona humana, algo que se puede hacer también en sábado, por encima de la costumbre judía.

Desde esta perspectiva, el evangelio de hoy nos presenta a Jesús curando el brazo de un paralítico en sábado, no sin antes hacer la pregunta clave a los letrados y fariseos “que estaban al acecho para ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo”. Les pregunta “¿qué está permitido en sábado ¿hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir? A lo que no respondieron, y Jesús guiado por la ley del amor, por la ley de hacer el bien a cualquier persona todos los días de la semana, curó el brazo del paralitico.

Este evangelio nos dice que ante la curación de Jesús, los letrados y fariseos “se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús”, en la línea de ir en contra de Jesús. Nosotros, los cristianos del siglo XXI, el milagro de Jesús nos llena de alegría y lo que queremos hacer es seguir a Jesús siempre, en sábado, en domingo, todos los días de nuestra existencia.