Mié
10
May
2023

Evangelio del día

Quinta Semana de Pascua

A todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-6

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Salmo de hoy

Salmo 121, 1bc-2. 3-4b. 4c-5 R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Se reunieron los apóstoles y los ancianos

Los apóstoles comienzan a proclamar la Buena Noticia de Jesús. El capítulo anterior de Hechos nos presenta a Pablo y a Bernabé recorriendo varias ciudades proclamando el evangelio. Muchos han creído en su mensaje y están contentos, aunque Pablo haya padecido alguna situación de rechazo y oposición.

El capítulo 15 se inicia situando a Pablo y Bernabé en Antioquia, tras su primer viaje misionero. Dejamos algunas dificultades que encuentran los exégetas en la narración de los hechos, y nos centramos en lo que va a ser, la primera dificultad y controversia fuerte en la Iglesia El cristianismo había surgido en un contexto judío, Jesús, que era judío, tuvo grandes enfrentamientos por la forma de vivir e interpretar la ley. Pablo y Bernabé llegan contentos de la aceptación de la fe por pare de los gentiles, pero “los creyentes de toda la vida” exigen que, para pasar al cristianismo, han de circuncidarse y acoger la ley de Moisés.

El conflicto aparece pronto ¿debían esperar que los creyentes gentiles se convirtieran al judaísmo o no?   

Pablo y Bernabé van a Jerusalén a reunirse con el resto de los apóstoles para resolver entre ellos la forma de proceder. Pablo relata todo lo acontecido y la buena acogida que ha tenido el mensaje de Jesús entre los gentiles. Pero sigue la oposición y la exigencia de una parte de los judíos a aceptar primero el judaísmo.

No será el último conflicto que surge en la Iglesia por formas diferentes de interpretar algunas cuestiones relativas a la fe que nos transmitieron los apóstoles. Aquí en el texto se nos muestra un proceso importante que siguieron los apóstoles en la búsqueda de la verdad que dio lugar al primer concilio de Jerusalén. Y este modo de proceder no sólo es válido para los conflictos que se generaron en la Iglesia a lo largo de los siglos, es válido también para los distintos conflictos que se dan en la sociedad, en la familia, por formas diferentes de entender determinadas cuestiones.

Pablo y Bernabé van a Jerusalén para confrontar su experiencia  con la de los apóstoles y presbíteros, confrontan la experiencia que cada uno ha tenido a lo largo de su trayectoria, con las palabras de Jesús. Escuchan debaten, buscan, oran, disciernen entre todos, abiertos su mente y el corazón a lo que inspira el Espíritu, por dónde quiere conducir a la naciente Iglesia.

Y todos aceptan la conclusión: La salvación la ofrece Dios, por medio de Jesús, a todos los hombres, sean de la condición que sean y de su lugar de origen.

Es la Iglesia universal que todos conocemos y vivimos, de ahí la importancia y gratitud que surge de nosotros al leer este texto.

Ser cristiano exige hoy una experiencia vital de Jesucristo

Hace aproximadamente un mes nos sumergíamos en la profundidad espiritual y humana que encierra el misterio de la muerte y resurrección de Jesús que siente miedo, tristeza, abandono de los suyos, confianza en el Padre. Dando un salto en el tiempo, en este 5ª domingo de Pascua nos situamos en un texto que retrocede a “vísperas de su muerte”.

Jesús, en este contexto de despedida de los suyos, ante la proximidad de su muerte, quiere hacerles conscientes de la responsabilidad de su misión, y de las actitudes que han de tener, como discípulos de Jesús cuando El ya no esté presente.

Y recurre a una imagen sencilla conocida por todos, la viña, que ya ha sido utilizada en el Antiguo Testamento y que expresa bellamente el profeta Isaías en Is 5,1-2.

La viña a la que se refiere Isaías es el pueblo de Israel. Jesús, al afirmar “Yo soy la vid verdadera” indica que es la vinculación a Él la que le confiere pertenecer al nuevo pueblo escogido, no lo es por la pertenencia a una raza, cultura o lugar de nacimiento. Y el Padre, como experto labrador, cuida para que esa vid produzca frutos abundantes y verdaderos.

(Es parte del conflicto que surge en la primitiva Iglesia y que se describe en el pasaje de Hechos comentado. Nos cerramos a lo nuestro, lo de siempre o nos abrimos a otras posibilidades de crecer en la fe.)

Hoy nos disponemos a escuchar y recibir en lo profundo de nuestro corazón, las palabras del evangelio, como lo hicieron los Apóstoles entonces. Sentados a la mesa de la Palabra, de la Eucaristía, hacemos nuestra la advertencia de Jesús, “sin Mí no podéis hacer nada”

Llamada a repensar cómo es mi vivencia de la fe cristiana. Momento para escuchar la llamada de atención de Jesús a los cristianos hoy. No podemos reducir la fe sólo al conjunto de creencias y prácticas religiosas, ni tan siquiera a actos de solidaridad, aunque también, sin una experiencia interior y vital de Él, de la persona de Jesús.

Dejar que la savia de Dios Amor, vaya entrando y animando nuestra vida cristiana, para dar los frutos que toda vid produce y que es nuestra misión y la de nuestras comunidades, hacer posible el Reino querido por Jesús, con los pequeños gestos en nuestra vida cotidiana y con las posibilidades que a cada uno la vida le ofrece. Y nos recuerda Jesús “sin Mí no podéis hacer nada”

Agradecemos, una vez más, que, como buen pedagogo, sale a nuestro encuentro para indicarnos y animarnos en nuestra vida de creyentes. Sacarnos de nuestra mediocridad en muchas ocasiones para reafirmarnos en el compromiso que requiere la radicalidad del Evangelio. Y repite una palabra que hoy casi puede resultar en desuso permanecer, permanecer vinculados a Él, no hasta que dure, como muchos de nuestros contemporáneos afirman, sino permanecer en Él.

Hoy, nos dicen teólogos y creyentes, es fundamental no sólo saber de Dios, sino tener sabor de Dios, y la actitud contemplativa, tan enraizada en el carisma dominicano, nos ayudará a sabernos sarmientos fecundos regados por la savia del Amor del Padre y en comunión profunda con Jesús.

¿Cómo cultivamos en nuestra vida la relación con Jesús?

Es un camino que no se tiene ya hecho, sino que se transita por él y se va haciendo poco a poco. Para eso, Señor ¡contamos contigo!