Teología del perdón y la misericordia
Esta reflexión parte de una pregunta: ¿me he arrodillado y me he dejado abrazar por un Dios misericordioso?
Esta reflexión parte de una pregunta: ¿me he arrodillado y me he dejado abrazar por un Dios misericordioso?
Un estudio sobre lo que significa predicar en la Familia dominicana, siguiendo la parábola del Buen Samaritano, por fr. Emilio Barcelón Maicas O.P.
Datos históricos relativos a la vida personal de Domingo o a su labor legislativa que permiten comentar ciertos rasgos de su relación con la Virgen María. Fr. Emilio García Álvarez, OP.
Les ofrecemos una adaptación de parte de la tesis doctoral de fr. Julián de Cos defendida en la Facultad de San Esteban de Salamanca en octubre de 2008, titulada: La espiritualidad naturalista de fray Luis de Granada. La contemplación de la naturaleza en la Introducción del símbolo de la fe, y publicada por la Fundación Universitaria Española en 2009.
Es un breve tratado ascético, sacado, según se dice en el prólogo, de la doctrina de los Santos Padres. No aspira a ser obra doctrinal, sino simplemente de edificación.
Fr. Julián de Cos, en este trabajo, recoge el conjunto de documentos legislativos que ha regido a las monjas dominicas desde los tiempos de santo Domingo hasta la actualidad.
Ofrecemos en internet la edición digital y en castellano de la Suma de Teología de Santo Tomás. La traducción la han realizado profesores dominicos, así como las introducciones y las notas.
Edición preparada por fr. Juan Mengual Moll O.P., del Convento de Predicadores de Valencia, y fr. Alfonso Esponera Cerdán O.P. de la Facultad de Teología de Valencia y publicada en la revista Teología Espiritual LVII (2014)
A lo largo de ocho siglos, la espiritualidad, la liturgia y la observancia regular de las monjas dominicas han ido evolucionando, al compás de la historia, hasta llegar a nuestros días. En esta obra hemos recopilado cinco textos en los que se puede apreciar cómo ha sido esta evolución en los siglos XIII al XVIII.
Existe una compenetración innegable entre el ministerio teológico en la Iglesia y el carisma dominicano, entre una experiencia institucional de la fe, tal como se vive en la Orden de santo Domingo, y la propensión a expresar esa fe según los recursos de la razón, ejerciendo un servicio doctrinal en la Iglesia y en el mundo. Esta compenetración entre ambos fenómenos eclesiales nació en una peculiar coyuntura histórica y ha conservado su vitalidad en la medida en que se ha mantenido el equilibrio de la estructura vital que la garantiza.
“Nos debemos a la muerte: nosotros y todo lo nuestro... Todo lo mortal perece”. La serenidad del clásico, con la aparente naturalidad de quien comunica el tiempo que hace o la hora del día, apenas disimula el pesimismo y la angustia ante un final sin otros horizontes. Nuestra conciencia espontánea se revela contra semejante forma de pensar. Sabemos que hemos de morir, que la vida humana es limitada, pero “nuestra” muerte, “nuestro” fin, y el de las personas que queremos, no se viven con la neutralidad que supone una constatación estadística o la experiencia diaria de la destrucción de la vida.