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Teología del perdón y la misericordia

29 de noviembre de 2016
Teología del perdón y la misericordia

Esta reflexión parte de una pregunta: ¿me he arrodillado y me he dejado abrazar por un Dios misericordioso?

Lo esencial de esta reflexión es fácil de resumir; es más difícil vivirlo.

¿Me he arrodillado y me he dejado abrazar por un Dios misericordioso?

El Capellán de bomberos que quedó sepultado cuando, de rodillas, daba la extrema unción a un bombero en las Torres Gemelas de Nueva York, el día 11 de noviembre del 2001, es un ejemplo de lo que es lo esencial para un creyente.

Etty Hillesum, asesinada en un campo de concentración nazi decía: "Los otros hombres son parcela de Dios. Tenemos que preocuparnos por los seres humanos; tener una hospitalidad sin límites, compasión por el sufrimiento del otro, incluso por su maldad. Amo tanto a los hombres, porque en cada uno de ellos amo algo de Ti, Dios mío".

Incluso en los enemigos, en los llamados "sapos" de las SS, Etty veía imágenes rotas de Dios.

Sentir las angustias de los demás. Ser un corazón que albergue el dolor del mundo. Tener una  hospitalidad transformadora. Todo eso es esencial.

En los pasillos abarrotados por los que venían al campo de concentración a ser "registrados", Etty sentía la necesidad de arrodillarse ante la gente, y decía: "Este es el único gesto de dignidad humana que nos queda en esta época terrible: arrodillarnos ante Dios".

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