Dom
29
Mar
2009

Homilía Quinto Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2008 - 2009 - (Ciclo B)

Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo.

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “La salvación no viene del amor al poder sino del poder del amor”. Esta frase puede condensar la misión en la que Jesús empeñó su vida.

 

  • Jesús sabía que los males de la vida humana, como son el egoísmo, la violencia, el rencor, la ambición, la envidia…solamente se derrotan con amor. El cariño, la confianza, la paciencia, la bondad, pueden ayudar a enderezar la vida. Dominar el mal por la fuerza a la larga acaba agrandándolo. Responder una ofensa con otra ofensa; odio con odio; violencia con violencia, no es camino para derrotar el mal sino para hacerlo más grande.

 

  • Por eso el mensaje de Jesús se resume en una frase: Dios te ama. Y quiere que sobre ese amor construyas y sostengas tu vida. Si lo haces, aunque haya dificultades y reveses. Aunque sufras fracasos y caídas. Aunque tengas que aguantar malentendidos y rechazos. Si te sostienes en el amor de Dios, podrás soportar esas situaciones y elevarte sobre un mar de dificultades para seguir avanzando en tu vida.

 

  • El amor tiene un precio. Solemos olvidarlo. Tiene como precio el sufrimiento. No hay amor sin dolor. Ama quien se da y entrega lo que tiene y es. Y la entrega conlleva dolor y padecer. Jesús, que es la expresión del amor de Dios, sabía que su misión culminaría en la entrega de su vida y en el sufrimiento. De ese modo su persona se elevaría permaneciendo en la historia como la palabra definitiva del amor de Dios a la humanidad.

 

  • La vida de Jesús nos muestra dónde tiene su futuro la vida humana. No lo tiene en el egoísmo, en el pensar sólo en el propio provecho y ventaja. Lo tiene en la entrega y el amor. Ambas son la puerta que llevan a la vida.

 

  • La línea de evolución biológica de los seres vivos es la que va de la vida a la muerte. Pero Jesús nos recuerda que hay otra línea, que precisamente transcurre en dirección contraria: de la muerte a la vida. La línea que conduce a la muerte es la del egoísmo; pensar sólo en sí mismo y en conservar lo que uno tiene. La entrega, el amor, sostiene la otra dirección. La que va de la muerte a la vida. La entrega, el amor, ¡eso sí que tiene futuro! Dios nos lo garantiza en Jesús. Podemos tomarle la palabra.