Dom
27
Nov
2016

Homilía I Domingo de Adviento

Año litúrgico 2016 - 2017 - (Ciclo A)

Manteneos despiertos, no sabéis ni día ni la hora

Introducción

Comenzamos, con el primer domingo de Adviento, un nuevo año litúrgico. Ante el nuevo año, ¿por qué no?, una nueva posibilidad, una nueva oportunidad. Es la ocasión de hacer un stop y visionar para repasar lo ya vivido: ¿Todo va bien? ¿Qué me dice mi corazón? ¿Qué me dice mi razón? ¿Qué me enseñan mis actos? o ¿Qué tal mis relaciones: con los demás, con Dios, conmigo mismo? Si eso de visionar no queda muy claro, planteemos la cuestión desde un enfoque más de futuro: ¿Cuáles son mis expectativas? ¿Qué pretendo hacer de mi vida? ¿Cómo… me basto yo sólo o realmente necesito de Dios, de los demás?

El Hijo del hombre, ya fue, es una realidad. En su proceso humano quedó bien reflejada su pretensión, que coincidía con el plan de Dios.

Adviento, la oportunidad que, con actitud de adoración y de contemplación ante la Palabra de Dios -que la celebraremos una vez más como un niño que despierta nuestro corazón, nuestra ternura y se nos da para ser acogido- tenemos para confrontar lo ya vivido, las relaciones que sostenemos, los deseos que nos proponemos, con el discurso del Hijo de Dios para ser cada día más coherentes, más responsables, más veraces y hacer posible el plan de Dios.