Dom
26
Oct
2014

Homilía XXX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Introducción

Los demás son el principal mandamiento

Hoy también nos preguntamos por el núcleo, lo más importante en nuestra relación con Dios, ¿qué hacer para acertar con una vida verdaderamente cristiana?, ¿cómo superar la insatisfacción que produce la mediocridad de vida cristiana, que dificulta el conocimiento y la identificación con Jesús? Si en tiempos de Jesús, la maraña de leyes, normas, preceptos, mandamientos y obligaciones de la religión judía no dejaban ver, ni focalizaban lo esencial de la relación con Dios, hoy no pocos cristianos sufrimos: el peso de nuestra formación, más bien, deformación; el desconcierto en la iglesia de jerarcas y de predicadores tan plurales y hasta contrarios, que ni se acercan al evangelio; los vaivenes en lo moral con un amplio arco de oscilación, según qué convenga; tantas variadas maneras de decir que se vive a Jesús, a veces hasta contrarias; la identificación de la vivencia religiosa con un individualismo que se traduce en un sentirse bien en todos los sentidos, no meterse en la vida de nadie, todo es bueno si no me hace daño, si me va o no me va esto que dice la iglesia. Esto es una vida religiosa políticamente correcta, pero sin referencias a Dios y a los demás.

Jesús simplifica y hace una reducción importante y sencilla, respondiendo a lo que le preguntan sobre qué es importante (amar a Dios) y explicando lo que no le preguntan: que el amor a Dios se verifica con el amor al prójimo, a los demás y, por tanto, lo primero e importante son los demás. Olvidar esta referencia esencial de la vida de Jesús en su relación con Dios, ha hecho al cristiano entrar en una mediocridad de vida, una vida sin significatividad.