Dom
18
Dic
2016

Homilía IV Domingo de Adviento

Año litúrgico 2016 - 2017 - (Ciclo A)

Dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros

Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)



Primera lectura: (Isaías 7,10-14)

Marco: Is 7,1-9,6 es una serie de oráculos sobre la figura del Enmanuel. Is 7,10-25 trata dos temas relacionados entre sí: profecía sobre el Enmanuel (10-17) y descripción de la invasión del reino de Judá (18-25). Como rey rehúsa pedir la señal, el mismo Dios ofrece la "señal", es decir, el nacimiento del Enmanuel de una àlma (joven-virgen).

Reflexiones

 1ª) ¡Oferta generosa de Dios!

 En aquellos días, dijo el Señor a Acaz: Pide una señal al Señor tu Dios en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo. El profeta está seguro de que Dios quiere cumplir su proyecto. El misterioso mundo subterráneo (sheol), y el espacio entre el firmamento y el cielo superior escapan al dominio del hombre; por tanto, un "signo o señal" en ellos sólo puede ser obra de Dios. Para infundir confianza, el profeta recuerda con insistencia a Acaz la protección de Dios. Cuando se habla de una señal ofrecida por Dios se trata o de un milagro directo: Esta es la señal que el Señor te da como prueba de que cumplirá su palabra (38,7). En el relato de la vocación de Moisés: Si no te creen ni se convencen por el primer prodigio, creerán por el segundo (Ex 4,8). Y en el relato de la vocación de Gedeón: Si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú quien me habla (Jc 6,17). O de un hecho singular cuya predicción es posible sólo para Dios: Y para que sepáis, oráculo del Señor, que mis amenazas de castigaros en este lugar van a cumplirse inexorablemente, esta será la señal, oráculo del Señor (Jr 44,29s). Las palabras de Isaías proponen una señal milagrosa inmediata que sirva como indicio y confirmación de la profecía acerca del éxito de la guerra siro-efraimita. Se podrían eliminar algunas dificultades dando al hebreo 'ôt el sentido de "milagro", y no de "señal".

2ª) ¡Una actitud religiosa afectada y falsa!

Respondió Acaz: No la pido, no quiero tentar al Señor. El rechazo de Acaz, que recuerda la prohibición de tentar sin motivo la omnipotencia divina: No tentéis al Señor vuestro Dios, como hicisteis en Masá (Dt 6,16), fue quizá motivado por el hecho de que ya había tomado la decisión de recurrir a la ayuda de Asiria, rechazando la actitud de total abandono en Dios, como quería el profeta. La elección de la "señal" era dejada en manos de Acaz; pero al rechazarla, es Dios quien toma la decisión, y dará "su" señal. Dios rechaza toda doblez de corazón. Bien es cierto que esta misma tentación la sufrimos nosotros hoy en medio de nuestro mundo que exige pruebas palpables, controlables y contrastadas. Nos ha tocado un momento histórico ambivalente: cargado de muchas posibilidades y a la vez envuelto en graves contradicciones. El creyente debe iluminar su entorno desde una fe adulta y madura.

3ª) La actitud más molesta para Dios: la falta de confianza en Él.

Entonces dijo Dios: Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, sino que cansáis incluso a Dios? Pues el Señor por su cuenta os dará una señal. Mirad; la virgen está encinta... La respuesta de Isaías en nombre del Señor no se dirige solamente al individuo presente, sino también a toda la dinastía davídica. El rechazo manifiesto de una "señal" que ofrece Dios es un acto irreverente de irreligiosidad. Esto podría impedir la intervención de Dios para evitar el desastre. En consecuencia la "señal" es elegida por Dios mismo. Enmanuel es un apelativo teofórico, como otros nombres que encontramos en el Antiguo Testamento. Hay que tener en cuenta otros lugares en los que se habla también de este niño prodigioso: Aunque hagáis planes, fracasarán; aunque deis órdenes, no se cumplirán. Porque Dios está con nosotros (8,10). Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros descansa el poder, y es su nombre: “Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz” (9,1-6). A pesar de las resistencias y oposiciones, Dios sigue llevando adelante su proyecto salvador en nuestro mundo. El creyente, movido por la esperanza, afirma con su vida y su palabra que Dios, en su providencia solícita, nunca se equivoca en el modo de actuar con los hombres porque busca siempre su bien. Su plan es, con frecuencia, misterioso pero eficaz para el hombre de ayer y de hoy.

Segunda lectura: (Rm 1,1-7)

Marco: Forma parte de la introducción a la Carta (1,1-17). La parte central la constituyen estas palabras: "Este Evangelio, prometido ya por los profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según lo humano, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo nuestro Señor".

Reflexiones

1ª) ¡El centro del Evangelio: Jesús Mesías e Hijo de Dios!

El Evangelio, prometido ya por los profetas en las Escrituras Santas, se refiere a su Hijo, nacido, según lo humano, de la estirpe de David; constituido según el Espíritu Santo, Hijo de Dios en pleno poder por la resurrección de su muerte: Jesucristo nuestro Señor. Se trata de una reflexión sintética del acontecimiento de la Encarnación. En la reflexión y experiencia del acontecimiento de Cristo en la Iglesia se han recorrido algunos pasos importantes por este orden: Resurrección, Bautismo, Encarnación. Mientras Jn habla de la preexistencia del Verbo, Mt y Lc hablan de Encarna-ción por obra del Espíritu Creador. Pablo afirma las grandes verdades de la Encarnación: Jesús descendiente de David e Hijo de Dios con pleno poder por su Resurrección. Desde una fe adulta y madura, es necesario revisar profundamente el talante y el modo de celebrar (sacramental y experi-mentalmente) el acontecimiento de la Encarnación. Es necesario ahondar y penetrar en el sentido auténtico de los relatos dramatizadores de los acontecimientos de los orígenes. Es necesario volver a descubrir y escuchar el Evangelio auténtico en unos relatos populares entrañables.

2ª) ¡La Encarnación contemplada desde la Pascua!

Hemos de acostumbrarnos a una verdad que aparece a lo largo del Nuevo Testamento y que la Iglesia hace suya hoy, después de no pocos estudios y reflexiones: que todo el evangelio ha de ser leído e interpretado desde la Pascua y el don del Espíritu. Que todos los gestos y palabras de Jesús reciben de la luz pascual una iluminación, comprensión y profundización nueva. Lo había anunciado el Maestro: cuando venga el Paráclito os conducirá a la verdad plena (Jn 16,12ss) y os lo enseñará todo (Jn 14,26s). Estas expresiones invitan a contemplar el acontecimiento de la Encarnación desde la experiencia y fe pascuales que nos ayudará a entender de forma nueva el propio relato de la infancia, el propio acontecimiento de la Encarnación. De tal manera que esta forma de ver las cosas nos prohíbe leer los relatos de la infancia de otra forma que no sea pascual. Son tan Evangelio como los relatos de la Pasión y Resurrección. Por eso es urgente y necesario vivir y experimentar los acontecimiento de la Infancia desde la Pascua. de hecho, es en el marco pascual donde hoy celebra la Iglesia los sucesos de los orígenes. Esto nos ayudaría a vivir adecuadamente la Navidad auténtica en todas sus dimensiones cristológicas y de encarnación en el mundo que nos ha tocado vivir.

3ª) ¡Pablo elegido gratuitamente para anunciar esta maravilla de Dios!

Por él hemos recibido este don y esta misión: anunciar que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. En los escritos paulinos aparece una y otra vez que ha sido elegido para anunciar el Evangelio gratuitamente. Más aún, Dios que eligió desde el seno de su madre para anunciar a Jesucristo, tuvo misericordia de él porque fue un perseguidor de la Iglesia. Esta doble experiencia ha marcado toda la misión de Pablo. Ha descubierto a través de ella la enorme paciencia que Dios tuvo con él y la fuerza renovadora del Evangelio de Jesús. Es necesario recuperar la experiencia de la gratuidad con profundidad y equilibrio. Lo es particularmente urgente en nuestro mundo en el que parece que todo está sujeto a pagarés, facturas, recibos, letras de cambio. Dios es gratuito ciertamente. Aunque no barato, es decir, la gratuidad exige la entrega total a su proyecto en favor de nuestros hermanos los hombres.

Evangelio: (Mateo 1,18-24)

Marco: La concepción virginal es para el autor un pre-supuesto aceptado por sus lectores. Lo importante es la inserción del Niño en la línea genealógica davídica. La fe en la concepción virginal y la paternidad de José respecto de Jesús (reducida a simplemente legal), requiere una intervención extraordinaria de Dios que preternaturalmente le ordene dar su apellido y su ascendencia (imponer el nombre) al hijo de María.

Reflexiones

1ª) ¡Desconcertante modo de actuar Dios con los hombres!

La concepción de Jesucristo fue así: la madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. ¿Casados o simplemente desposados? La situación jurídica de María y José que supone Mt 1,18 parece clara a la luz de las costumbres matrimoniales judías. La celebración del matrimonio hebreo comprendía dos actos, separados por un espacio de tiempo más o menos largo, según la condición de la esposa (un año, si eran sus primeras nupcias; un mes, si era viuda de anterior matrimonio. El primer acto, llamado "san-tificación" o "adquisición", correspondía a los desposorios, si bien eran ya un contrato formal más que simple promesa de matrimonio. Los desposados eran ya prácticamente marido y mujer, aunque todavía no vivían juntos. La cohabitación tenía lugar tras el segundo acto "la conducción de la esposa a casa de su marido". Todo hace suponer que lo que ocurre en Mt 1,18ss sucede cuando María y José han celebrado ya los qiddushîn (santificación), pero todavía no han tenido lugar los nisu'în (conducción). Sólo así aparece razonable el encargo o mandato del ángel, que invita a José a conducir a su casa a María y hacerse cargo, como padre legal, del Niño que va a nacer.

2ª) ¡El debate interno de San José, hombre justo!

José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Una desposada que se entregase a un hombre que no fuese su esposo, había de ser tratada de la misma manera que una mujer casada que hubiera cometido adulterio (Dt 22,23-28). El Evangelista no intenta suavizar la situación y los efectos de la consiguiente decisión resolutoria de José. Mateo intenta abiertamente dramatizar una y otra. Aun cuando San José es tenido por santo y bueno -y el evange-lista deja constancia de ello-, la situación era muy angustiosa y la solución tenía que ser forzosamente complicada. Este acontecimiento tiene especiales repercusiones en la vida del creyente. Ante los graves interrogantes e incomprensibles situaciones surgen en nuestro corazón preguntas angustiosas también. El creyente se encuentra en situaciones difíciles no pocas veces. ¿Cómo es posible que Dios actúe de esta manera en nuestras vidas? ante la presencia de cualquier mal grave sea a nivel personal, familiar o internacional nos interrogamos por la eficacia real del gobierno de Dios. No es fácil entrar silenciosamente en el misterio de Dios y su modo de proceder en la historia. Pero es verdad que todo lo hace bien, incomprensiblemente bien.

3ª) ¡Dios siempre interviene oportunamente!

José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella vienen del Espíritu Santo. dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús... Y todo sucedió para se cumpliese lo que había dicho el señor por el Profeta. Mirad: la virgen concebirá... Para Mateo la concepción por obra del Espíritu Santo es lo que hace a Jesús Hijo de Dios. En el NT junto con engendrar, se emplean otros verbos como hacer (Hch 2,36), elevar (Hch 5,31), designar (Rm 1,4) y dar un nombre (Flp 2,9) para describir cómo Dios otorgó a Jesús los títulos cristológicos después de la Resurrección (o exaltación). La teología cristiana ha armonizado y asumido en su enseñanza las dos ideas: concepción virginal (Mateo y Lucas) y la preexistencia de la Palabra (Juan). En Lucas el Espíritu Santo es el agente principal en la generación del Hijo de Dios, también María desempeña su papel en relación con esa filiación. Los dos momentos en el "cómo" de la filiación davídica eran acciones de José: "no tengas miedo en llevarte a María tu mujer"; "le pondrás por nombre Jesús". El mismo mandato angélico señala el papel de María en el "cómo" de la filiación divina: "dará a luz un hijo"; "la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo". Mateo subraya la concepción virginal como cumplimiento del plan de Dios que se dio a conocer en la profecía (Is 7,14). El Espíritu Santo que actúa en la concepción del Mesías es el Espíritu Creador. El resultado es la nueva creación. Este relato de Mateo manifiesta al creyente que se interroga y que se debate, que es verdad que Dios actúa siempre bien y sale al encuentro de su criatura. En este mundo que nos toca vivir cotidianamente (familia, trabajo, múltiples relaciones humanas) es necesario que el creyente ilumine los momentos difíciles de los hombres con su vida y con su palabra. Este mensaje tiene plena actualidad hoy.

4ª) ¡La intervención de Dios secundada por la libre respuesta del hombre!

Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel. La descendencia davídica se va a transmitir a través de una paternidad legal. Esa es abiertamente la voluntad de Dios. José no adopta como propio al hijo de otro, sino que reconoce como hijo suyo legítimo al hijo de su mujer, empleando la misma fórmula con que otros padres judíos reconocían sus hijos legítimos. La historia de la salvación enseña al creyente actual que la cooperación humana libre nunca es excluida. Es necesario que el hombre, como José en este fundamental acontecimiento, colabore. Dios no anula la decisión libre de su criatura, cuenta siempre con ella incluso arriesgándose a que se malogre su obra en los hombres.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
(1937-2019)