Evangelio del día
Undécima Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar

Del día 16 al 22 de Junio de 2013

Tus pecados están perdonados

Introducción a la semana

Durante esta semana san Pablo, en su segunda carta a los fieles de Corinto, presenta su ministerio apostólico como un servicio desinteresado y comprometido al Evangelio y lo defiende con vigor frente a otras influencias surgidas, sin ninguna garantía de autenticidad, en el seno de la comunidad corintia. Pondera incluso, con propósito apologético y con cierto pudor, algunas características significativas de su labor misionera: por una parte, menciona las numerosas adversidades sufridas y, por otra, las inefables experiencias místicas vividas, queriendo resaltar que la fuerza de su palabra le viene únicamente de Cristo; “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

Parte importante de ese ministerio apostólico es su preocupación por la seguridad material de la Iglesia-madre de Jerusalén. Exhorta a los corintios a ser generosos para con sus hermanos necesitados, como lo han sido otras comunidades menos “pudientes” que ellos. En eso se ha de demostrar su verdadero espíritu cristiano, presidido por el amor, sabiéndose amados ellos mismos por Dios y enriquecidos por Cristo.

Ese mismo espíritu es el que Jesús vino a encarnar y proclamar, tal como lo recoge Mateo en el “sermón del monte” (evangelios de esta semana): amar al enemigo, socorrer al necesitado, vivir con sobriedad y abiertos a lo absoluto, orar a Dios con espíritu filial, poner el corazón en los bienes definitivos, mirarlo todo con ojos limpios, abandonarse con confianza en manos de la providencia.

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