Lun
8
Ago
2022

Homilía Santo Domingo de Guzmán

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

¡Qué hermosos los pies del que anuncia la Buena Noticia!

Introducción

El santo fundador de la Orden de los Predicadores, más conocida como ‘los dominicos’, es más bien desconocido entre la inmensa mayoría del pueblo cristiano. Poco importan los motivos, pero así es. Domingo, que así se llamaba, al que la tradición le añadió ‘de Guzmán’, nació en un pueblo de Castilla (España) a finales del siglo XII cuando buena parte de lo que hoy llamamos España era multirracial y de religión musulmana. Domingo nació en una zona donde ya los cristianos habían desplazado a los musulmanes décadas atrás y se encontraba en pleno proceso de repoblación. Es muy posible que ‘la nobleza’ de la familia de Domingo estuviera vinculada a los caballeros militares que participaron en esas lides. Sin embargo, él, como sus hermanos, por carácter e influencia de su madre, Juana, fueron educados en una sincera y profunda piedad cristiana, dedicándose todos ellos al servicio de la Iglesia en distintos ministerios.

Domingo fue educado desde su más tierna infancia para ser un eclesiástico. Toda su formación estuvo impregnada por los valores del Evangelio y el amor a la Iglesia. Al igual que le sucedió con Jesús en el hogar de Nazaret, donde aprendió a saber de su verdadero Padre y donde vivió hasta que llegó el tiempo de darse a conocer al mundo, Domingo, vivió desde pequeño en la piedad y temor del Señor, estudió la Palabra de Dios, dejándose seducir por ella, practicando obras de caridad y consagrándose al servicio de Dios y de la Iglesia como sacerdote. Se encontraba sirviendo en la catedral del Burgo de Osma cuando fue invitado por su obispo a que lo acompañase a un largo viaje al Norte de Europa. Aquel viaje supondría un giro en su vocación y tendría consecuencias importantes en la espiritualidad cristiana europea del siglo XIII con el surgimiento de la Orden de los Predicadores y la forja de la espiritualidad mendicante, junto a los franciscanos.

Lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios.