Dom
29
Dic
2013

Homilía La Sagrada Familia

Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

Introducción

En pleno ciclo de Navidad celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. La encarnación del Verbo asume todas las consecuencias de la vida humana, de modo especial las más cotidianas. Jesús vive en el seno de una familia, ciertamente muy especial, peno no se ahorró los trabajos, dificultades, incluso persecuciones –como hoy nos narra el Evangelio -ya desde su nacimiento.

Jesús todo lo asume como algo que entra en el designio de Salvación del Padre para toda la humanidad. Y su vida “en familia” abarca la mayor parte de su vida humana, nada menos que 30 años oculto a los ojos del mundo, en un pueblo perdido de la perdida Palestina del siglo I. Todo un ejemplo de abajamiento, de lo que Pablo llamará posteriormente “kenosis”: “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. Al contrario, se despojó de su rango, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz”.

En cuanto al origen de esta fiesta, ya León XIII concedió a las “asociaciones de la Sagrada Familia“ existentes desde el siglo XVII celebrar una fiesta el tercer domingo después de epifanía. En 1914, Benedicto XV la fijó en el 19 de Enero, y más tarde, en 1921, al extenderla a toda la Iglesia de rito romano la trasladó al primer domingo después de Epifanía. La reforma de la Liturgia llevada a cabo por el Concilio Vaticano II le asignó su ubicación actual: el Domingo dentro de la Octava de Navidad o, en su defecto, el viernes 30 de Diciembre. El no omitir nunca su celebración, aun cuando no haya domingo en la Octava, nos da idea de la importancia que tiene esta Fiesta dentro del ciclo de Navidad.