Dic
Evangelio del día
“ ¿Con quién compararé a esta generación? ”
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 48, 17-19
Esto dice el Señor, tu libertador, el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos, tu bienestar sería como un río, tu justicia como las olas del mar, tu descendencia como la arena, como sus granos, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido aniquilado, ni eliminado de mi presencia».
Salmo de hoy
Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:
“Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Evangelio de hoy en vídeo
Reflexión del Evangelio de hoy
"Si hubieras atendido a mis mandatos"
La lectura del profeta llamado deuteroIsaías nos invita a escuchar las palabras que el Señor dirige a su pueblo ante la situación que viven por haber olvidado los mandatos de Dios. El texto comienza señalando los títulos que confieren al Señor su identidad salvadora, tales como, Señor, Dios, redentor y santo.
La senda, el buen camino que propuso el Señor fue el cumplimiento de sus mandamientos, de ahí, que se atribuye a Israel su propia desgracia por haberse alejado de Dios. Si el pueblo hubiera observado sus preceptos, su dicha sería como un río y su victoria como las olas del mar. El Señor derrama, como un torrente, su justicia y el pueblo que la recibe refleja con su vida la paz.
Pero Israel desobedeció los preceptos de Dios, y el infortunio aparece en la falta de descendencia. Si el pueblo hubiera sido fiel sería numeroso como los granos de arena, tal como Yahvé prometió a Abraham (Gn 13,16; 15,5; 17,6; 22,17). Aunque la disminución del pueblo no invita a pensar en ello, el texto abre la puerta a la esperanza. La antigua promesa de una descendencia numerosa se habría realizado (v. 19, ver Gn 22,17), y el nombre de esa descendencia nunca habría sido arrancado ni borrado. Si lo anterior parece delatar un fin terrible a causa de la infidelidad del pueblo, el texto habla a continuación de la liberación y restauración de Israel, creando un clima de aliento y esperanza. ¿Cuántas veces me he apartado del camino que el Señor ha dispuesto para mí?
"La sabiduría se ha acreditado por sus obras"
Una vez concluido el discurso misionero (Mt 10), Mateo escribe una sección en la que recoge las reacciones que suscita el ministerio de Jesús y de sus discípulos. El evangelio de hoy nos sitúa en un contexto de cerrazón por parte del pueblo de Israel. El evangelista vincula de nuevo a Jesús con el Bautista, cuya pregunta acerca de su mesianismo hecha a través de los enviados de Juan (Mt 11,2-3), resuena aún en el ambiente.
En el texto anterior, Jesús se dirigía al gentío, sin embargo, ahora se refiere a “esta generación”, expresión que en el primer evangelio tiene un sentido negativo (Cf. Mt 12,39.41.42.45), generalmente de juicio. Aquí la nota distintiva que define a “esta generación” es la indiferencia: les da lo mismo el camino de Juan que el de Jesús, pues rechazan a ambos.
La primera escena comienza con una pregunta que nos da el tono o la intención de la parábola que a continuación se enunciará. ¿A quién compararé esta generación?
Jesús a través de la parábola pretende hacer una comparación con “esta generación” y unos niños que gritan y juegan en la plaza. Podríamos pensar en primer lugar, que los niños que interpelan a jugar a bodas o a funerales son Jesús y Juan respectivamente. En este sentido se explicaría lo que viene a continuación. Jesús invita a la alegría y no quieren, Juan invita al lamento y a la penitencia y tampoco quieren.
Una segunda interpretación sería más bien lo contrario: es esta generación la que interpela a Jesús y a Juan a jugar y bailar al son de sus músicas o de sus lamentos, pero ni uno ni otro se dejan enganchar por ellos.
También podríamos considerar que “esta generación” de la que habla Jesús, no sabe lo que quiere ni lo que necesita. Pide una cosa y la contraria sin involucrarse, sin implicarse en serio en un camino de conversión.
La segunda escena pone en paralelo la figura de Juan y la de Jesús. A ello contribuye que el autor usa el mismo verbo, “venir”. Un verbo que ya se había utilizado para definirles a los dos: a Jesús como “el que viene detrás de mí es más fuerte que yo” (Mt 3,11); y a Juan como el Elías “que tenía que venir” (Mt 11,14). Tanto comer y beber como dejar de hacerlo, no le parece bien a esta generación. De la ascesis de Juan sacan la conclusión que tiene un demonio dentro (v. 18). En cambio, de la actitud de Jesús deducen que es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores (v. 19).
Todo el relato pone de manifiesto la resistencia de Israel para convertirse y el evangelista cierra el texto con un versículo de corte sapiencial: “pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras” (v. 19). De la misma manera que Jesús respondió a la pregunta de Juan, mientras éste estaba en la cárcel, remitiendo a las obras (Mt 11,3), ahora vuelve a subrayar que son sus obras las que muestran la sabiduría que viene de Dios.
¿Qué hace falta para que me convierta al Señor?