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. Si las mujeres de la Orden ya predicaron cuando tal misión era imposible, ¿cómo no hacerlo ahora, en la Iglesia del XXI, ochocientos años después del nacimiento de nuestras madres de Prulla?
Resumen de una conferencia de la Hna. Alejandra Marabotto, OP ante la Asamblea inaugural del Movimiento Internacional de Hermanas Dominicas en mayo de 1995.
Extracto de: Carmen Lanao Eizaguirre, María Magdalena, ¿Qué significa hoy para la vida y misión de la Orden de Predicadores?, Tesina de licenciatura en teología pastoral, pp. 5-23.64-69.
Extracto de: Maritze Trigos, O.P., “La Predicación de las mujeres en un Contexto de exclusión, muerte y sueños. Marcos 14, 5-13”; III Encuentro de teólogas dominicas de los países bolivarianos, Cochabamba, Septiembre 2003
Extracto de las aportaciones contenidas en el libro: Dominican Sisters International, Acortar distancias. Hijas e hijos de Domingo hacen teología juntos, San Esteban, Salamanca 2005
Congregación Santo DomingoDominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción, Misioneras Dominicas de la Sagrada Familia, Dominicas de la Anunciata, Misioneras de Santo Domingo, Constitución Fundamental de las Monjas, Misioneras Dominicas del Rosario
Como Familia Dominicana somos depositarias del Carisma de la Predicación de aquel Hombre Evangélico: Domingo de Guzmán, predicador incansable, evangelizar es nuestra razón de ser. Con San Pablo también decimos: “¡Ay de nosotras si no evangelizamos!”
Nuestra vocación como predicadoras dominicas, no es otra que dar testimonio de nuestras búsquedas y hallazgos, ensayar caminos de acceso al Misterio de Dios y ser encontradas por Él en nuestros intentos, ser enviadas una y otra vez: “ve y diles a mis hermanos y hermanas.”
El Rosario nos lleva sin cesar de la oración a la vida y de la vida a la oración; convierte en oración toda nuestra vida, la hace más llevadera e introduce a Jesús y a María en ella. Por eso sigue siendo una práctica recomendable para todos los cristianos.
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