Las Cruzadas medievales

Descubre los motivos religiosos, estratégicos y económicos detrás de las Cruzadas y su impacto en la espiritualidad medieval y sus consecuencias negativas.


Unos cuarenta años después del Cisma Oriental, en 1095, el Papa Urbano II (ca. 1042-1099) convocó la primera cruzada para recuperar Tierra Santa, que había caído en manos musulmanas varios siglos atrás.

El Papa contó con el apoyo de los nobles y monarcas europeos. Aparte de los motivos religiosos que movían a la Iglesia, hubo otros motivos estratégicos y económicos por parte de los monarcas, pues el Próximo Oriente era la puerta de acceso a las rutas de comercio con Asia.

¿Cuál fue el origen de las Cruzadas?

Mucha gente se aventuró a marchar en aquella primera cruzada y en las otras que hubo después, ya que la Iglesia premiaba a los cruzados con el jubileo, es decir, con el perdón de todos sus pecados, pues aquella era una «guerra santa».

Desgraciadamente, a sabiendas de que iban a ser perdonados con el jubileo, los cruzados hicieron terribles barbaridades, que aún son recordadas por los musulmanes y los cristianos ortodoxos, pues éstos también fueron sus víctimas. En la Jornada del Perdón celebrada en el año 2000, el Papa san Juan Pablo II pidió perdón por esas y otras atrocidades cometidas con el beneplácito de la Iglesia.

¿Quiénes participaron en las Cruzadas?

Entre las grandes masas de gentes que partieron a Tierra Santa no sólo había guerreros, también iban muchos laicos, sacerdotes y monjes cuyo objetivo era peregrinar a aquellos santos lugares. Pues bien, este «descubrimiento» de las tierras donde vivió, murió y resucitó el Señor hizo que en Europa occidental se comenzase a hablar asiduamente al pueblo fiel del Jesús humano de los evangelios.

Los primeros que lo hicieron fueron los predicadores que llamaban a los laicos a sumarse a las cruzadas. Entre estos predicadores destacó san Bernardo de Claraval. La imagen que él trasmitió del Jesús humano –además de divino– influyó mucho en la espiritualidad de su Orden, el Císter, y en la espiritualidad de la Iglesia en general, de tal forma que su pensamiento espiritual y teológico puede considerarse como uno de los principales motivadores del inicio de la espiritualidad gótica.

Aquellos que iban a Tierra Santa llevaban pintado en sus vestimentas el símbolo más evidente de la Pasión de Jesús: la Cruz. De ahí el nombre de «cruzados». Y así, en el siglo XII el símbolo de la Cruz pasó a popularizarse no solo entre los cruzados sino también entre el pueblo fiel de Europa occidental.