Autores espirituales del Románico

Los autores más destacados del Románico son San Bernardo, Santa Hildegarda y la Escuela de San Víctor, centrados en la mística a través de la contemplación


Cabe destacar en este periodo a san Bernardo de Claraval (1090-1153), santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) y la Escuela de San Víctor. Nos sumergimos en el misticismo medieval para descubrir el enfoque de su búsqueda espiritual.

San Bernardo de Claraval

Según él, la experiencia espiritual, a diferencia de las otras experiencias, se produce en el interior de la persona a nivel de sentimientos y del «sujeto pasivo», que dócilmente se deja obrar por Dios. La cumbre de dicha experiencia se alcanza cuando la Palabra de Dios llega al fondo del alma. En su comentario al Cantar de los Cantares, san Bernardo habla de la mística esponsal –o mística nupcial–, entre el Esposo (Dios) y la esposa (nuestra alma).

Santa Hildegarda de Bingen

En el año 2012 el Papa Benedicto XVI proclamó Doctora de la Iglesia a la monja benedictina santa Hildegarda de Bingen. Su camino espiritual consiste, básicamente, en estos pasos:

  • partiendo de la fría razón natural, nuestra persona ha de pasar por una purificación ascética,
  • la cual nos permitirá alcanzar la contemplación de Dios en lo más profundo del alma,
  • pero ello, a su vez, nos conduce a una purificación mística, gracias a la cual llegamos a la cumbre espiritual.

Ésta consiste en la unión de nuestra alma con Dios, alcanzando así la caridad y humildad perfectas.

La Escuela de San Víctor

Se desarrolló cerca de París, en una abadía de canónigos regulares de san Agustín que destacaba por su vida contemplativa y su interés por el estudio. Apoyándose fundamentalmente en las Escrituras, san Agustín de Hipona (354-430) y Dionisio Areopagita (ca. 480-530), crearon una forma de hacer teología que conducía hacia la contemplación de Dios.

Estos autores determinaron un camino de ascenso al conocimiento divino, según el cual, partiendo de la ignorancia, el buscador de Dios ha de apoyarse en el saber filosófico para acceder al saber teológico que, a su vez, ha de abrirle la puerta del conocimiento experiencial de Dios, que es lo realmente importante. Es decir, según ellos, la mística es la cumbre del saber verdadero.

Este camino lo puede recorrer cualquiera, pues todos estamos llamados a alcanzar la unión con Dios en esta vida. Pero para ello es necesario que seamos humildes, honestos y diligentes, y que nos apartemos de todo aquello que nos aleja de Dios, lo cual no es fácil. Los tres grandes autores de esta escuela son los abades: Hugo de San Víctor (1096-1141), Ricardo de San Víctor († 1173) y Adam de San Víctor († 1192).